Angel de hielo (privado)

Navidad, se podía decir que una de las fiestas que más me gustaban del año, muy aparte de mi cumpleaños claro estaba y no era por el simple hecho de que me regalaran algo sino que pasábamos buenos momentos en familia, todos juntos aunque siempre dejábamos una silla en conmemoración a mamá con la cual nunca había pasado una navidad... pero siempre la tenia presente en especial en esas fechas ya que ella se parecía a la nieve, blanda, delicada y pálida, una suave combinación de dulzura. Quería salir de casa para encontrarme con la nieve pero también para tener un deseoso tiempo de patinaje en hielo.

Tome el abrigo que parecía de abogado y la chalina que hace un par de días me había regalado Danielle, los patines ya los tenia listos en el maletín por lo que tome mi coche y conduje hasta la pista. Pague mi tarifa y deje el maletín en un locker.

Puestos los patines me pare en la entrada viendo a cada una de las personas que patinaba, en mayoría había niños que no sabían patinar y parte de la otra mitad eran parejas, había pocos solitarios entre los cuales me encontraba yo, que al instante de entrar a la pista note un aroma a fresa que provenia de unos ondulados cabellos que bailaban al ritmo de la gracilidad de su dueña, mire atento a la chica mientras comenzaba a patinar tranquilamente aunque el mirarla me quitaba lo precavido por lo que choque con una niña la cual tome de la manita en cuanto supe que se iba a caer, dejando de mirar a aquella joven.

Sentí la necesidad de cerrar los ojos mientras patinaba, peor tanta gente ahí, en especial los niños no lo hacían ver muy seguro, no quería ningún accidente, yo tenía muy buen equilibrio, porque era porrista, pero las demás personas no corrían con la misma habilidad que yo.

Mire a mi alrededor, buscando de donde provenía el quejido de una infantil vocecita. Era una niña pequeña, la observe con atención y era la hija de los Richardson, una familia vecina. Me acerque hacia donde ella estaba y mire al joven que la sostenía de la mano. Al parecer ella estaba bien.

-Anne, te encuentras bien?.-le pregunte mientras me agachaba para estar a su altura. Ella asintió con la cabeza y yo le sonreí con ternura. –Creo que tus padres están por ahí.-le señale la mesa donde los señores Richardson estaban disfrutando de una pizza. La niña se soltó de la mano de aquel extraño y se fue patinando hasta la salida para encontrarse con sus padres, no sin antes dedicarme una de esas sonrisitas típicas de un niño, tierno e inocente.

-Esto está lleno de niños, deberías tener más cuidado al patinar.-le sugerí mirándolo seriamente, aun que la seriedad no me duro mucho, siempre estaba de buen humor. Aun que fuera en momentos así donde me sentía sola.

-¿Qué te distrajo tanto como para que casi dejaras que Anne cayera?.-le pregunte mientras metia mis manos a mis bolsillos de mi abrigo color grana.

Luego de brindarle una disculpa y sonreirle paso algo que me era difícil de procesar... quizá era cosa del destino pero al ver ese ondulado cabello cerca de mi simplemente me era difícil no tratar de verle el rostro, su suave voz causaba aún mas curiosidad sobre aquella chica que, luego de despedir a Anne, me mostro su rostro, la curiosidad habia sido satisfacida... aunque era más que satisfacción ya que era muy bonita, ¿hermosa? si... algo parecido.

La seriedad dejo ver una chispita de felicidad mostrando una sonrisa encantadora, yo sabia que debia tener cuidado pero al verla... nadie podía. Su sonrisa hizo que la mia, habitual y de lado salga al aire, sacando una mano del bolsillo mientras me concentraba en su rostro.

- Tienes razón, sinceramente lo siento... - sonrei mientras extendia mi mano hacia ella - Nate, y sinceramente no creo que quieras saber toda la verdad asi que... solo podre decirte que vi a alguien, alguien que me parece ser una persona muy bonita - sonrei mirandole a los ojos.

Lo observe con detenimiento mientras le dedicaba una sonrisa, una de mis particulares sonrisas que me hacían ver muy tierna, amable y sumisa. Sin embargo sus fracciones me dejaron literalmente hipnotizada, su cara parecía de un perfecto ángel caído y su forma de mirarme me llamo mucho la atención. Tenía que admitirme a mi misma que ese joven parado frente a mi era bastante atractivo.

Sin embargo trate de que no lo notara, no estaba en mi naturaleza levantarle el ego a alguien as que no fuera y. –No te disculpes conmigo, Anne es una niña un poco tímida y quizá distraída, seguramente no fue todo tú culpa, de verdad no te preocupes.-le asegure mientras acomodaba un mechón de mi cabello tras mi oreja.

Tome su mano suave y delicadamente entre mi diestra y la estreche unos instantes para después soltarla. –Es un gusto Nate, mi nombre es Michelle…-me presente sin apartar mi mirada de la esos ojos tan enigmáticos. –Una chica bonita, vaya, entonces quizá este interrumpiéndote, es probable que quiera buscar a aquella chica.-repuse mientras miraba a mi alrededor, en busca de alguien que fiera más linda que yo, mi curiosidad me impedía dejar de preguntarme quien hubiera sido la chica que llamo su atención de tal manera.

Era extraño que alguien me llamara tanto la atención y que le estuviera hablando casi al minuto de haberla visto, su sonrisa era preciosa en especial porque inspiraba todo tipo de acciones que me hacian verla tan... ¿adorable?, si, esa podía ser la palabra exacta para describirla pero ¿donde quedaba lo de hermosa?, muchas palabras para una sola chica... debía dejar de idolatrarla en mi mente.

Estreche su mano con suma delicadeza mientras escuchaba atento lo que decia, la sonrisa de lado no desaparecia y cada vez se hacia más picara.

-El gusto es mio Michelle- sonrei sin apartar la mirada de sus cautivadores ojos y antes de que soltara mi mano la bese, era costumbre mia, siempre me presentaba de esa forma o por lo menos cuando era con alguien interesante -Una simple pista- susurre algo apartado pero cerca a su oido -Esta justo delante mio- sonrei picaro.

Me sonrojo un poco cuando me dijo que aquella chica estaba justo frente a el. Pensel en hacerme la tonta respecto a eso, pero su voz susurrante y esa sonrisa picara que no dejaba se apoderarse de sus labios me hicieron morderme el labio inferior, una pequeña manía que tenia al ponerme nerviosa. .

No sabía que decirle, estaba realmente acostumbrada a que me dijeran ese tipo de cosas peor viniendo de alguien tan… tan… intrigante, no esa no era la palabra que buscaba, pero no podía encontrar un buen calificativo para su persona. .titubee un par de veces antes der ser capaz de responder.

-Yo, no sé que decir. reí un poco nerviosa.-Supongo que gracias.-le dije sin estar segura que fueran las palabras correctas. Trate de hacerme un poco hacia atrás, su cercanía me ponía nerviosa, aun que gustosa me hubiera quedado así. Por desgracia para mi, estaba tan ocupada contemplando sus ojos que no recordé que estaba en patines y sobre hielo, mis pies temblaron cuando intente moverme. Y solo cerré los ojos y e prepare para una inevitable caída…

Verla sonrojarse fue algo sublime, era un rasgo singular que la hacia ser más especial, mas difícil de quitarle la mirada de encima. Se ponía nerviosa, lo notaba por la usual mordedura de labio pero me gustaba verla en cualquiera de los estados en los que se había presentado delante mío, de una u otra manera seguía obteniendo mi completa atención.

- Las gracias a ti por haber hecho de este día algo mucho más hermoso - sonreí pero al percatarme que mientras íbamos mirandonos fijamente perdíamos la razón exacta de lo que hacíamos... olvidábamos cada pequeño detalle o simplemente donde nos encontrábamos. Solo mire aquellos ojos cerrados cayendo junto al ligero y fino cuerpo de Michelle, un reflejo me hizo sostenerla por la cintura mientras la otra mano se apoyaba en el frío hielo a poca altura de que su cuerpo cayera a la pista, repase la escena rapidamente con los ojos para verificar que no habia ningun daño para volver a concentrarme en su rostro - Creo que un chocolate con mashmellows te vendría bien Mich....

Pensé que le hielo seria frio y que me olería al cer, pero en vez de eso caí sobre algo suave y cálido. Reaccione y al abrir los ojos me pude dar cuenta de que eran los brazos de Nathan los que me sostenían de la cintura. Parpadee un par de veces mientras notaba como se congelaba aquel momento por unos segundos pude llegar a pensar que solo estábamos él y yo en aquel lugar. –Gracias…-susurre para después sonreírle de medio lado. Me incorpore apoyándome en sus hombros para después tomarlo de una mano y hacer que él también se levantara. –Un chocolate caliente, seria genial, solo si me acompañas.- apreté suavemente su mano y espere a que él comenzara a patinar nuevamente para salir de la pista de hielo.

No tena idea de que era lo que me pasaba, era como si con solo ver sus ojos me tuviera su merced y sin ser del todo consiente pudiese hacer todo lo que él me ordenara. Ni siquiera Cooper había causado tal efecto en mí cuando lo vi por primera vez. Me atrevía a pensar que Nathan era el primero que me atraía tanto con solo verlo. Quizá debería comenzar a hacer caso a todos los consejos que me daba Santana…

La delicadeza se apodero de la mano que iba aferrada a la de ella y es que no sabia si era simple atracción o ella comenzaba a conquistarme con cada pequeño detalle o movimiento. Ya me habia parecido suficiente escena de Crepúsculo en cuanto evite su caída asi que comenze a patinar en dirección hacia la cafeteria del lugar tratando de apartar mis ojos de ella cosa que no podia, se me hacia tan hermosa...

Sacudi ligeramente la cabeza para parar las cursilerias, ya me volvia demasiado meloso en mente. Le dedique una sonrisa y le di una vuelta antes de salir de la pista. Abri la puerta de la cafeteria luego de quitarnos los patines sentandonos en la mesa que iba más cerca a la chimenea, el lugar era acogedor y la compañia no podia ser mejor.
La camarera dejo la carta y espero paciente aunque con mirada fulminante.

-Para mi lo más nuevo que hay en la carta y la señorita lo que desee- no habia visto a Mich desde que habiamos entrado al lugar, me habia quedado hipnotizado con lo acogedor y comodo pero ahora la vi con más atención y parecia irradiar entre el fuego, una dulce sonrisa y senti el gruñido de la camarera.