You just gotta let it go~ (Lian)

Podría haberme puesto un cartel que dijera "Alerta, chica nueva", y no hubiese sido más observada. Desde mi larga experiencia de ser la chica nueva de todas partes había aprendido una regla mágica: La única forma de saber si te observan es observar. Mantener la vista en el piso te mantiene fuera de problemas, pero es aburrido, e inútil. Los problemas iba a tener que tragármelos de todos modos. Así fue como, observando, noté una característica extraña. Nadie se paraba a observar. Simplemente echaban una mirada rápida, estas podían ser curiosas, amistosas, o indiferentes (contestadas por mi con una inclinación de cabeza y una sonrisa) y otras burlonas, desdeñosas, o plañideras (contestadas por mi con una sonrisa aún más grande, y la cabeza muy alta, desafiante). Eso era algo bueno. Significaba, o eso esperaba, que mi lugar de carne novata no iba a durar mucho. Rápidamente, la noticia de una nueva alumna a mitad de año iba a ser reemplazado por algún rumor más malicioso que eso. Y yo podría, por fin incorporarme a la vida como era en Mckinley High.

Caminé por los pasillos hasta el que sería mi casillero. No me hubiera costado encontrarlo si no hubiera estado con los auriculares del mp3 al máximo volumen, canturreando Eels como una condenada. Mi banda favorita de todos los tiempos, estaba en ese momento interpretando "I need some sleep" en el caracol de mi oreja, y eso era algo que no podía perderme, así que se explica que no encontrara mi casillero hasta quince minutos después. Todavía tenía otros cinco para llegar a clase de historia. Como estaba aburrida, ya había leído el libro. Estudiaríamos las guerras mundiales. Mi padre tenía una colección de aviones a escala, estaban los de la Royal Air Force, y los nazis. Sería genial estudiar eso desde el punto de vista histórico.

Saqué los libros que necesitaba, y me puse en camino a clase, con el mp3 repitiendo todavía la misma canción.

-Everyone says, you just gotta let it go, you just gotta let it go. -canté muy bajo, observando las extrañas formas que simulaban las manchas de humedad combinándose y superponiéndose en el techo.

Claro, iba caminando, mirando al techo, no era la única rezagada en el pasillo, y despistada es mi segundo nombre. El resultado era obvio.
Apenas vi a la chica que casi corría en sentido contrario, y el choque no fue terrible. La agarré de los hombros para no perder el equilibrio, y que tampoco se cayera ella, y recién entonces me fijé en su traje de porrista. Uh, me iban a achurar en mi primer día.

-Lo siento mucho. -dije, esperando el impacto.

Esta mañana me había despertado con la sensación de que algo iba a pasar, algo mágico y maravilloso, no, eso no, pero si con la sensación de que iba a conocer a alguien muy interesante, eso decía el horóscopo, no le hacía mucho caso, pero de todos modos siempre esta bien saber que te puede pasar aunque no sea verdad. Baje hacía la cocina donde el cocinero ya me había preparado un grandioso desayuno, esto si era raro, ya que siempre me lo solían traer a mi habitación, pero el sirviente se había dormido y no me lo pudo traer, pero daba igual, así que le di las gracias a el cocinero y de paso también le dí un aumento de suelo, por aguantar mis comidas, cenas y desayunos todos estos días, prepare la mochila y me corte con una hoja de papel, lo peor que me pudo pasar, lo odiaba, escocia y dolía tanto que tuve que ir al baño a ponerme un desinfectante en la herida y una tirita de princesas Disney,( me lo había regalado Brittany). Después cerré la mochila con cuidado y fui en la limusina hasta clase, pero hubo un problema y la música empezó a sonar de un modo estridente, estresandome más de lo que ya estaba.

Al entrar me dí un tortazo contra una taquilla, ¿por qué había tanta gente?, entonces recordé que me tocaba clase de español, y que el profesor me había dicho que no fuera sino quería, pero me di cuenta demasiado tarde, cuando ya estaba corriendo y me golpee contra una chica (sí otra más, ya iban 2 chicas y un chico, ¿pararía alguna vez?, yo creo que no.

-Discúlpame tú, mea culpa, estaba pensando en unas cosas y me he dado contra ti...como ya sabrás, oh, soy Lian Muñoz, animadora y estudiante de intercambio...aunque no debería hablar así porque me han dicho que asusto a la gente.

Estaba haciendo el ridículo, sí, lo sabía, pero que ¿podía hacer para evitarlo?

Bien abiertos mis ojos, y notorio el tema de que la chica no iba a golpearme ni llamar a alguna de sus amigas para que lo hiciera, pude fijarme mejor en ella. Como dije antes, llevaba el uniforme de las porristas, tenía el pelo oscuro y espeso, y ojos claro que me miraban, expresivos, con una disculpa totalmente explícita patente. Se presentó con rapidez y un aire de seguridad y de superioridad muy extraño. Hablaba el inglés muy correcto, pero con un acento extranjero, que, al decir su nombre, supe que era Europeo, posiblemente español. Yo era patética para los idiomas, eran mi talón de aquiles, y ella se manejaba en el lenguaje con tanta facilidad... La miré con curiosidad, y sonreí.

-Soy Ellie Brennan. Chica nueva, miembro del club de teatro, y también asusto a la gente. -me presenté. -Y, en realidad, fue mi culpa, venía mirando al techo. Realmente esperaba que me golpearas. O me encerraras en el baño, o absorvieras mi alma, o... esas cosas que hacen ustedes las uniformadas.

Me encogí de hombros. Tal vez la impresión que yo tenía de las animadoras no era la correcta. Considerando que solo había estado en dos colegios diferentes en mi vida... Bueno, sí. Exageré más arriba cuando hablaba de mi experiencia como Chica Nueva. Tal vez no todas eran envenenadoras, asesinas chupasangre, seres de la oscuridad. Tal vez algunas eran agradables.

Y esa, además de agradable era... linda. Sentí, una vez más, esa incomodidad que me atraviesa a veces al ver a una mujer hermosa, pero la descarté rápidamente. A mi no me gustan las mujeres. Para nada. Ni un poco, ¿Por qué habrían de gustarme? Yo no era así, no tenía ningún problema con los que eran "así", pero yo no lo era y punto. Porque no.

(Y porque hubiera sido algo imposible de explicarle a mi padre.)

Ellie Brennan. Chica nueva, miembro del club de teatro, y también asusta a la gente... MI AMIGA PERFECTA. Lo tenía todo, era excentrica, se golpeaba contra todo y era tan inocente como yo...bueno, quizás yo fuera un poco más inocente, creo.

- Insisto que ha sido culpa mía, yo iba distraída pensando en las clases y ese tipo de cosas que suelen ocurrir cuando piensas...en eso y... yo no robo almas, al contrario, me gusta dar felicidad a los corazones desamparados y tristes, y soy animadora, aunque eso ya lo sabes por el uniforme... ¿y tú?

Vale, sí, era rara, pero por lo menos era animadora y eso te ayuda para todo, por lo que la gente se olvida de que eres rara y pasas a ser popular, traspasando la jerarquía normal de el instituto. Entonces pensé... ¿las animadoras eramos tan malas? Charlie no, Brittany tampoco y Santana...Santana era un poco rara.

Ellie era especial por el modo de comportarse, tan bien era bastante guapa, y quizás con mi ayuda podríamos potenciar su potencial oculto y que se uniera a las animadoras, así tendríamos una animadora más para el equipo y más felicidad para todos.