Una gran película [Puckerman]

Viernes por la noche sin nada que hacer. Era nueva en la ciudad y por lo tanto no tenia muchos amigos. Decidí salir un ratito, dar una vuelta por la ciudad y así conocerla mejor. Y al final, terminé en un cine, donde pasaban una película francesa. Supuse que no estaría en versión original, pero algo era algo. Compré mi tiquet de entrada, y una botella de té helado, no me apetecían palomitas. No había mucha gente en la sala, quizás por las horas, ya que era tarde. Pero la verdad era que me gustaba más así. Una sala vacía, solo yo y dos personas más.
Me senté en la oscuridad de un rincón, aquella sala era muy grande, pero a pesar de eso deseaba tener intimidad y dar intimidad a aquella pareja de enamorados que compartían sala con migo.
Me quité la chaqueta y la bufanda, pues la calefacción estaba muy alta, desconecté mi teléfono y me dispuse a disfrutar de la película. La había visto al menos, unas diez veces, pero cada vez que la veía la disfrutaba como si fuera la primera.

Tenía dinero para ver la película que quisiera, que era increíblemente genial cómo funcionaba la combinación de talento y temor en el colegio, y la había repetido suficientes veces como para no tener problemas financieros por un par de semanas, ya que el negocio de las piscinas no era rentable por la estación del año en la que estábamos. En resumen, tenía dinero, pero la sensación de peligro era demasiado tentadora. Había ido el cine a ver una película unas cuantas horas atrás... y me había quedado después de que había terminado, pasándome a otra sala. Repetí la operación una vez más, y para la última y cuarta ya empezaba a tener algo de sueño y los ojos cansados, aunque al menos las películas habían sido buenas hasta el momento.

Entré en la siguiente sala evitando que me viera cualquiera de los empleados del cine, y me apresuré a sentarme en cualquier lugar, recién después fijándome que el lugar estaba casi vacío, aparte de una chica a un par de asientos y una pareja algo más adelante, aunque la película aún no había empezado, así que suponía que aún no llegaban todos los espectadores, por lo que me acomodé en el asiento y me dispuse a esperar.

Estaba sentada en mi asiento, pensando en mis cosas, cuando de pronto vi aparecer un chico, más o menos de mi edad, con una chaqueta negra y el pelo rapado. Tenía toda la pinta del típico chico malo y rebelde. Aquel tipo de chico que tanto gusta a las chicas. Le observé, quizás a modo de entretenimiento hasta que empezara la película. Nunca antes me había planteado si a mi también me gustaba aquel tipo de chico duro. En mi antiguo colegio no había así que nunca había sentido la necesidad de pensar en ello.
El chico se sentó en uno de los sillones de la vacía sala, se acomodó esperando que empezara la película.
Mi mente empezó a divagar sobre él, quizás era ''malo'' solo en apariencia, y el el fondo era un buen chico, o quizás era tan malo por fuera como por dentro. me mordí el labio frustrada. Eso nunca lo sabría, a no ser que iniciase una conversación con él.

Estaba empezando a considerar si era una buena idea quedarme en el lugar a esperar a que empezara la película. Después de todo, ya había visto tres de ellas y esto ya era un poco exagerar por el solo afán de mostrar mi badassness, pero es que habían momentos en que me parecía que lo estaba perdiendo y terminaba haciendo cosas estúpidas sólo para recordarme a mí mismo que todavía estaba en el juego, que todavía podía con mi reputación. Miraba la pantalla en blanco con esos pensamientos en mente cuando tuve esa sensación de que alguien me miraba. Recordando la disposición de la sala, y que la parejita estaba más bien varios asientos hacia adelante, dirigí la mirada hacia la chica, a quien sorprendí justo en pleno stalk process. (?)

-Hey, hola- saludé con una media sonrisa, intentando sacarla de su centro, que solía dárseme bien, suponiendo que no se esperaría que lo hiciese.

Mi mente divagaba a cerca de la vida de aquel chico, y sin darme cuanta me quedé empanada mirándole. Como si él fuera la película. Entonces oí una voz, su voz. Mis mejillas enrojecieron como el fuego. ¿Como podía ser tan estúpida? hora había quedado como una tonta.-Hola...-Dije casi en un susurro avergonzada, y bajé la vista hacia el suelo maldiciéndome una y otra vez. últimamente, mi lista de humillaciones y ridículos había crecido como la espuma, y eso no era algo de lo que me enorgullecía.
No se como, una sonrisa apareció en mi rostro, quizás consciente del ridículo que acababa de hacer.

Sonreí algo más al observar su reacción ante mi saludo, que se puso roja, quizás por habérseme quedado mirando o simplemente porque la hubiera descubierto mientras lo hacía, que bien podía ser cualquiera de las dos cosas. Por supuesto, no podía dejar que la cosa se quedase así nada más, que como mínimo tenía que hacer tiempo hasta que empezase la película, cosa que no sabía cuándo ocurriría, ya que la alternativa sería aburrirme directamente o quedarme dormido.

-¿Tengo algo en la cara?- le pregunté, señalándome a diferentes puntos en el rostro, como si fuera ésa la razón por la que había estado mirándome.

El chico parecía dispuesto a hacerme pasar más verguenza de la ya pasada.
-No, lo siento...Yo...- No sabía como demonios explicarme, estaba en un apuro, y no se me daba bien pensar excusas convincentes bajo presión. Me mordí el labio preocupada, aquel chico estaba esperando una respuesta, y era normal, a nadie le gustaba que le espiasen mientras estaba tranquilamente en el cine. No sabía como salir de aquella situación incomoda.
-Solamente me extrañó veg a alguien como tú en un sitio como este- Dije.
Ciertamente era verdad, los chicos malos, como él bien aparentaba ser, no solían acudir a películas como aquella.

Eso que tenía la chica era un acento. Uno francés, si no me equivocaba. Vaya, hasta el momento no conocía ninguna chica extranjera que realmente pareciese extranjera. Después de todo, Sunshine, a pesar de ser filipina, podía pasar como hermana de Tina o Mike en cualquier momento. Bah, eso sería a mí, que los asiáticos se me hacían parecidos. Como fuese, la hacía exótica, para empezar. Y se notaba que seguía algo shockeada e incómoda por la manera en que le había dirigido la palabra.

-¿Alguien como yo? ¿A qué te refieres con eso?- le pregunté, alzando una ceja, interrogante. ¿Badass? ¿Con estilo? ¿Tratando de mantenerse despierto?

Le miré con una mirada perspicaz, por lo visto, estaba dispuesto a sacarme los colores aquella noche.
-mmm...- Dije pensativa, no era una pregunta fácil de responder.- Un chico con aspecto gebelde- Dije. No siempre el aspecto exterior definía el interior, a veces sí otras no. Por eso no queria pecar de superficial. Sonreí, con las mejillas sonrojadas, como no, a la espera de su respuesta.
Me quité la chaqueta, no sabia si por la vergüenza o por la calefacción, pero empezaba a tener calor. Dejé al descubierto mi fina blusa de satén beige, y le miré de nuevo con mis ojos verdes curiosos y expectantes.

-Rebelde, ¿eh? Pues los chicos con aspecto rebelde igual vemos películas, lo creas o no- le respondí con una sonrisa entretenida y a la vez ligeramente intimidatoria para los que no me conocían, aunque fuera de mi ambiente en el colegio probablemente no funcionase de la misma manera. De cualquier manera, me quedé mirándola atentamente, que aparte de ser exótica por ser francesa y por su acento tan marcado, eso de que se estuviera sacando la ropa, la hacía todavía más interesante. Vale, no era más que quitarse la chaqueta, pero aún así no era un gesto que se hiciera de buenas a primeras a la vista de un desconocido mientras se tenía algo parecido a una conversación, y tendió a llamarme la atención.