Detour [Victoria]

por **Michael Wright** Dom Nov 21, 2010 5:59 pm

Tenía que ser un error, por supuesto. Una invitación a una boda. Eso era lo que había encontrado en mi casillero, seguramente la habrían metido por una de las rendijas, pero tenía que ser un error. Primero, porque no tenía la más mínima idea de quiénes eran los que se casaban, o al menos las iniciales que estaban en la invitación no me decían nada, absolutamente nada. Segundo, ¿quién me iba a invitar a una boda? Prácticamente no tenía amigos, y los pocos que tenía... Bueno, no se iban a casar hasta donde yo sabía, que después de todo apenas estábamos en secundaria.

Error o no error, no había sido el único que la había recibido, que Natalie también lo había hecho y había expresado la idea de querer ir... aunque tampoco sabía de quiénes se trataba. Por lo tanto, lo único que personalmente me quedaba por pensar era que se trataba de una trampa para los estudiantes menos populares, algo así como juntarlos a todos en ropas elegantes para arruinarlas con granizados y reírse en nuestras caras... pero mi madre no estuvo de acuerdo y mostró el mismo entusiasmo que Natalie. Ahora mismo me había mandado a ir a averiguar precios de arriendo o compra de trajes de etiqueta.... y yo me había desviado hacia el parque, sin querer realmente llegar a ninguna de las tiendas.

por Invitado Lun Nov 22, 2010 9:15 am

Victoria termino de ayudar a su padre con unas cosas de la iglesia. Preparo su almuerzo y le prometió pasar por la parroquia una vez que terminara de arreglar la casa, limpiar y acomodar las últimas cosas que aun no habían sido desempacadas de la mudanza. Su padre no tenía ningún problema en dejarla sola, sabía que la joven era muy responsable y que no haría nada que no debiera mientras él estaba fuera.

La rubia termino de limpiar todo y de acomodar cada cosa en su sitio y al ver el reloj que estaba en la sala pudo darse cuenta de que aun le sobraba demasiado tiempo para ir a encontrarse con su padre. Victoria subió a su habitación y se metió al baño que había en ella. Se dio una ducha de agua tibia y salió para cambiarse. Un vestido color azul pastel, un suéter blanco y zapatos con calcetas del mismo color del suéter fue lo que la rubia se puso para salir a dar una vuelta por el parque.

Victoria no conocía de nada la ciudad, pero trataba de ubicarse bien y no tuvo que preguntar donde se encontraba el parque ya que este estaba muy cerca de la iglesia donde su padre seguramente estaría oficiando la misa de las doce de la tarde. Victoria contemplo un poco el paisaje del parque antes de adentrarse por completo en el,
respiro el aire puro y sonrió para si misma mientras se encaminaba hacia un carrito ambulante donde un hombre moreno y alto vendía helados. Se compro uno de fresa y cuando el hombre se alejo busco con la mirada una banca donde poder sentarse.

Mientras caminaba saboreaba su helado como si nunca hubiera comido uno. El camino hacia la banca comenzaba a hacérsele eterno, veía todo como si fuera solo un pasillo y comenzaba a darle vueltas todo, miro el helado algo asustada y se dio cuenta de que parecía que sostenía dos conos en vez de uno. Dejo caer el helado sin querer y cuando estuvo a punto de caer se dio cuenta de que ya estaba sentada en la banca.

Victoria estaba mareada y podía sentir un sudor frio en su frente. Cerro los ojos y espero sentirse mejor. So le estaba pasando ya muy a menudo y lo único que pedía era estar bien y que su padre no se preocupara…

por **Michael Wright** Lun Nov 22, 2010 9:43 am

Casi arrastraba los pies por los senderos del parque, como si eso fuese a hacer que me demorase más en cruzarlo y en llegar al otro lado, a cualquier salida, donde mi conciencia me obligaría a hacer, por fin, lo que me habían enviado a hacer. Y el casi era sola y justamente por eso, porque mi conciencia no me dejaba desobedecer la lección que mis padres me habían enseñado ya tantos años atrás, que los pies no se arrastraban por el suelo. Las razones me las habían ido dando a medida que seguía haciéndolo, como que se gastaba innecesariamente la suela, se manchaban los pantalones, daba mala impresión, etc., y finalmente habían dejado marcada la lección en mi cabeza.

Como fuese, lo que sí hacía era mirar al suelo, no completamente a mis pies, una vez más por enseñanzas paternas, sino a cierta distancia. El sonido de una campanilla de un heladero llamó mi atención y pronto vi las ruedas del carrito y sus zapatos bien lustrados. Estaba considerando ir y comprarme uno cuando un nuevo conjunto de pies apareció en escena, los de una chica rubia cuya vestimenta se me antojó como la de una muñeca. El heladero se alejó por un sendero que intersectaba con el por el que caminaba, y la chica siguió su camino. No le hubiera prestado mayor atención de no ser porque sus pies empezaron a moverse de forma incierta, y a los pocos momentos el helado caía al suelo derrumbándose ella en una banca sin que pareciese haber tropezado con nada. Parecía ¿pálida? y no se veía muy bien.

Mis impulsos me decían que no hiciera nada, que me traería problemas, pero la historia del buen samaritano vino a mi cabeza, además de lo decepcionados que estarían mis padres si me mantenía al margen.

-Eh... ¿E-estás b-bien?- le pregunté acercándome a ella con inseguridad. Genial, pregunta estúpida, además. Obviamente NO estaba bien.

por Invitado Lun Nov 22, 2010 10:38 am

Cerrar los ojos ayudo mucho, cuando abrió de nuevo sus verdes ojos con pesadez noto que ya nada daba vueltas y aun que le deslumbro un poco el sol ya se encontraba mejor, lo que no se explicaba era esa repentina sensación de asco, debía de ser porque se había mareado. Se paso una mano por la cabeza haciendo para atrás sus cabellos mientras se acomodaba en la banca. De pronto se sentía muy cansada…

Cerro nuevamente los ojos, no se arriesgaría a levantarse sin sentirse del todo bien. Su mente comenzó a viajar lejos de su cuerpo, pensando en posibles razones por las cuales pudiera sentirse tan mal en ocasiones menos inimaginables, esa era la segunda vez que le pasaba, por fortuna estaba en su caza la primera vez.

Una voz titubeante a saco de sus pensamientos, Victoria abrió los ojos de inmediato para ver quien se dirigía a ella. Al menos pensaba que el joven parado frente de ella le había hablado. Ella lo observo unos instantes y le sonrió levemente. Se acomodo nuevamente el cabello, esta vez tras las orejas, la brisa traviesa jugaba con sus cabellos despeinándolos un poco.

-Si, ahora estoy mejor.-repuso con tono un tanto inseguro ya que al abrir los ojos unas lucecitas de colores llenaron su panorama. –No se preocupe joven, gracias por preguntar.-le sonrió cálidamente al muchacho y espero a que el dijera algo más, ella no era de muchas palabras, en especial con gente que no conocía.

por **Michael Wright** Lun Nov 22, 2010 10:51 am

La chica abrió sus ojos que tardaron unos mínimos instantes en enfocarse, como suponía que era normal cuando los tenías cerrados por un rato, y me respondió que estaba bien... ahora. No, no era eso, que estaba mejor. Había una diferencia sustancial entre bien y mejor, que lo segundo tenía ciertos parámetros que cumplir para que realmente pudiese tomarse en cuenta. Convalesciente era mejor que muerto, por ejemplo, pero no directamente bien, así que mi primer impulso de irme del lugar apenas me contestase que no estaba mal se desvaneció desesperanzado. El tono con el que lo dijo tampoco ayudaba a tranquilizarme. Me llamó la atención la mesura con la que hablaba, y más aún la formalidad que usaba para ser una chica de... ¿cuántos años tendría? Seguro no más de dieciocho, y eso sin considerar que hasta podría parecer una chica de unos catorce algo más desarrollada, por la ropa que ocupaba. Me hizo sentir algo impropio, como si le hubiese faltado el respeto por haberle tuteado en primer lugar, así que pensaba resarcirme de inmediato.

-Eh... ¿N-necesita alg-go, s-señorita? ¿Ag-gua?- dije con mi tartamudeo tan propio de situaciones en las que me sentía fuera de lugar... que eran prácticamente todas. Su sonrisa y la naturalidad con la que se movía era simplemente una forma más de hacerme sentir inadecuado... aunque por alguna razón me hacía pensar en que había visto esa delicadeza en Natalie.

por Invitado Jue Nov 25, 2010 3:25 pm

El mareo que Victoria sentía se desvaneció poco a poco conforme respiraba. Había leído que para poder calmarte tenías que respirar varias veces y que te sentirías mejor después de ello. Pues bien, a la chica le funcionaba, a demás, no estaba en su naturaleza ignorar a alguien por muy mal que estuviera, así que trato de esbozar una sonrisa para su inesperado acompañante.

Le llamo la atención la forma de hablar del joven, si ella era tímida, probablemente él lo fuera más. O quizá solo fuera un problema que el chico no pudiera controlar. Nuevamente se acomodo el cabello y al hacerlo soplo una leve brisa producto de la época del año, su cara se vio refrescada y pudo sentir poco a poco que el rubor normal en sus mejillas reemplazaba a la palidez de estas.

-Creo que un poco de agua sería apropiado para sentirme mejor.-comente ante lo que me había ofrecido. –solo que me gustaría esperar un poco antes de levantarme para ir a comprar agua, vera, aun no me siento muy bien.

Temía miedo de levantarse y volver a sentirse mal. Agacho un poco al cabeza y miro sus lustrados zapatos. De pronto reparo en que había sido en demasía descortés.

-lo siento mucho, pero comprenderá que me sentía mal, pero ahora que estoy mejor, me presento. –la cabeza rubia de la joven se inclino un poco ante él castaño a su lado. En forma de un saludo formal antes de presentarse. –Mi nombre es Victoria, Victoria Sullivan.-la chica se presento mientras levantaba la cabeza para mirarlo de nuevo. Esta vez una de sus manos se deslizo con delicadeza frente al joven, esperando que este la estrechara.

por **Michael Wright** Jue Nov 25, 2010 4:24 pm

La chica realmente parecía ser una muñeca de porcelana, no solamente ahora por su vestimenta y sus facciones delicadas, sumadas a su palidez, sino también por sus gestos tan bien cuidados, su manera de hablar... Era como si una muñeca de colección de tamaño natural de pronto hubiera tomado vida, empezando a adquirir conciencia en esos momentos... lo que explicaría el mareo y el tropezón y todo eso. Ok, no, debía volver a la realidad.

-N-nose preoc-cupe, yo p-puedo ir, q-quédese t-tranquila ac-cá...- le estaba diciendo cuando ella salió con algo que, dentro de todo, también se me había olvidado. Ya me veía en la situación de contarle lo ocurrido a mis padres y a mi madre regañándome por mi poca urbanidad, aunque también comprendería, me imaginaba, que el tema de la salud de la chica tomaba preferencia con respecto a la cortesía y las reglas de urbanidad como eso de presentarse. -Ah, p-perdón... Ssssoy M-michael Wright... M-mucho gust-to- le respondí, tendiéndole la mano, esperando terminar con eso antes de dejarla ahí y buscar algún lugar donde comprar el agua que necesitaba.

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