Descanzo después de entrentar (Jany)[Privado//+18]

Notaba las baldosas aún calientes en mi espalda, empapadas de humedad, ya del vaho o de mi sudor no lo podría asegurar.
Mis manos descendieron por la línea de sus clavículas, mientras una de sus manos ascendía lentamente por mi vientre hasta mi busto, aprisionando dulcemente uno de mis pezones.
Mi cuerpo estaba encendido, nunca me había sentido de aquella manera y me estaba encantando.
El dolor había pasado por completo inundándome en un mar de sensaciones idénticas a las que me provocaban sus ojos cuando los miraba acercándose hacia mi tras un entrenamiento.

Mi respiración se había desacompasado por completo, ahogando cada sensación dentro de su garganta, pero se separó para cubrirme de nuevo el cuerpo de suaves roces de sus labios y cuando mi pezón entró en su boca no pude resistir más.

- Rapha... -un leve suspiro al principio, una embestida hacia mí que me dejó completamente pegada a la pared para dejar un hueco ligero cuando salió de mi y volvió a entrar, quería acompañar aquél movimiento, sincronizarme con los suyos, reposé mis brazos sobre su cuello y entreabrí un poco más las piernas, sujetándome con la cara interna de mis muslos a su cadera y comenzando un ligero vaivén al contrario del suyo, profundizando la penetración, sintiendo pequeñas descargas desde el interior de mi vientre, deplazándose hacia mi espalda y subiendo por toda la columna- ¡Sigue, por Dios!

Costaba un poco pero cada vez tomaba más soltura en mis movimientos, intentando conseguir la sincronización perfecta.
Al sentir de nuevo sus manos sujetándome las mías se unieron a la pared, intentando expandir más el placer, oponiendo resistencia y pudiéndome dar impulso para balancearme.
Estaba sintiendo miles de sensaciones nuevas concentradas en un instante.
No entendía como había podido vivir sin aquello durante tantos años.

Tras unos momentos decidí volver a pasar los brazos alrededor de su cuello, mis dedos se enredaron en su pelo, suave, sedoso y en estos momentos cubierto de una fina película de agua y sudor.
Posicioné mi boca sobre su cuello, siguiendo el ritmo que me estaba marcando y comencé a succionar despacio, separándome de vez en cuando, cambiando el punto de succión, no era mi intención dejarle un cardenal pero al llegar a la yugular, sus mismas palpitaciones me hicieron morderle, lamiendo al instante siguiente tras escuchar un fuerte jadeo. Creo que me había pasado un pelín.
Sonreí y le pasé la lengua hasta llegar a su lóbulo, en donde lo mordisqueé suavemente y lamí su pabellón auditivo susurrándole mientras intentaba mantener los latidos de mi corazón a un ritmo razonable.

- Te quiero, sigue, por favor... -era difícil no ponerse a gritar con todas esas sensaciones inundándome por completo de placer- Más fuerte, Rapha.

" También te quiero Jany....", escuchar su voz entrecortada dentro de mi boca me hizo desear más, ya no sólo lo quería notar con toda su fuerza, también quería rapidez, notar todas esas sensaciones juntas.

Cada vez que me invadía notaba una descarga, mi espalda se tensaba para relajarla cuando salía, no quería que parase ese temblor, pero no sabía que hacer para indicárselo si no usaba las palabras. Empecé a preocuparme de que estuviera cansado de cargar con mi cuerpo durante tanto rato, si él sentía lo mismo que yo no podía entender como aún podía mantenerse en pie.

Notaba como su cuerpo se movía ligeramente, sus hombros y sus bíceps en tensión.
" ¿Te gusta Jany? ", iba a responderle cuando sus labios intentaron silenciarme, pero la sonrisa dibujada en mi rostro creo que lo decía todo.
Intenté atraparlo en mi interior, pero él tenía más fuerza y era más rápido, yo estaba aprendiendo, necesitaba más práctica.

" ¿Te gusta como se siente? ", de nuevo intenté retenerlo pero no lo conseguí, mis ojos se hinundaron de lágrimas por la frustración y el dolor que sentí ante el último empuje. Solté un grito de dolor, dejé caer la frente entre su cuello y su hombro, notando la clavícula sobre mi frente y tuve que separarme, llevándome la palma hacia mi herida, por mi espalda no dejaban de correr temblores, más cuando él se había detenido en mi interior, en cuanto se movía aquella sensación se intensificaba, los parones me estaban matando.

- Creo que necesito ir al baño -aunque realmente no era la misma sensación, pero cuando se movía era muy parecida.

" Jany... estas bien? ", asentí con a cabeza, en cuanto salió un poco de mi interior ya no sentía ese dolor.

- Sí, ahora sí, amor -notar sus labios llenos de amor sobre mi herida me ayudaban a relajarme más que cualquier sedante, Rapha era un caballero, y sabía que me amaba, yo estaba enamorada de él, y quería continuar hasta el final, que no se detuviera esta vez.

" Quieres que siga o que pare? ", me quedé mirándolo, lo sujeté de las mejillas y comencé a besarlo, me separé unos minutos después, con la respiración entrecortada, cada vez que se movía dentro de mí notaba aquella electricidad recorrer cada poro de mi piel.

- Quiero seguir, pero en verdad que noto esa sensación -refiriéndome a ir al baño. Volví a besarlo y él me contestó que era aquella sensación que estaba sintiendo sin apenas separarse de mis labios. Se sentía bien, por lo que me dejé llevar, notando en un instante como mi cuerpo se volvía a encender, queriendo jugar de nuevo, intensificando el contacto asiéndome bien a sus caderas con la piernas a su alrededor, comenzando yo misma el vaivén, pero frenando que el avance fuera demasiado profundo, no quería volver a sentir dolor.
Cada roce de su miembro en mi pared vaginal era una pequeña descarga de placer que se transmitía libremente haciendo vibrar mi cuerpo.

De nuevo jugando con mi cuello con bellas caricias, enredé mis dedos en su mata de pelo y noté sus manos sobre mis nalgas, calientes y deseosas de más movimiento.

Sus palabras, sus jadeos, todo en él despertaba mi sensualidad.
Lo amaba por encima de todo y de todos y no dejaría que nada ni nadie lo separase de mí, bajo ningún concepto.

Al notar de nuevo una de sus manos sobre el punto neurálgico del placer en una mujer comencé a aumentar el ritmo. Al menos las explicaciones de Eli me habían servido para algo, aunque cuando me las contó por primera vez la mirase como si estuviera loca, pensaba que lo que me contaba era mentira, pero con aquél cúmulo de sensaciones se había quedado más que corta.

" Amor... si sigues así me correré ", sus palabras llegaron a mis oídos, pero en ese momento no podía contestar sin ponerme a gritar de puro placer.
Aumenté un poco más el ritmo, mi cuerpo temblaba bajo un manto de caricias, mi vientre se contraía espasmódicamente y no había forma de detenerlo, un sinfín de cosquilleo recorría mi columna, el cerebro se me desconectaba, él me hablaba de correrse y yo no sabía las veces que me había corrido ya en esa ducha junto a él, por lo que si llegaba al orgasmo lo más seguro es que llegásemos a la vez, esta vez.

Le sujeté el pelo de la nuca con fuerza, mientras nuestros movimientos se solapaban, como continuase así iba a perder el juicio por completo.

" Dios Jany ya no aguanto mas amor... ", si él no aguantaba más yo estaba para el arrastre, mi respiración se había olvidado en algún lugar que no recordaba. mi espalda se arqueó sin poder evitarlo, clavando mi pelvis todo lo que pude a la de él, uniéndonos por un momento en cuerpo y alma.

Una oleada me cubrió por completo y noté como si mi interior se llenase, expandiendo la pared un poco más, continuamos durante unos minutos, pero mi cuerpo pedía reposo.
Cesé el movimiento, relentizándolo lentamente, él me acompañó pero podía sentirlo temblar.

" Te amo... te amo Jany...", pude sentir su aliento de nuevo en mis labios, una lágrima e placer se deslizó sobre mi mejilla, era lo más hermoso que había escuchado de nadie, y aunque ya me lo hubiera dicho otras veces, esta vez lo sentí auténticamente comprensible. La palabra amor había adquirido otro nivel en mi vocabulario y en mi pensamiento, y la imagen que me aparecía era su bello rostro.

Abrí los ojos lentamente y separé mis labios de los suyos.

- No tengo palabras por primera vez en mi vida para describir lo que siento por tí, Rapha. Pero te prometo que las encontraré, mi vida -volví a pegar mi boca a la suya para profundizar el contacto, acariciando lentamente su lengua con la mia, con las manos jugaba en su cabello y mis dedos se deslizaban lentamente hacia el nacimiento, pasando por sus lóbulos y terminando sobre sus hombros, abrazándolo con todo mi amor.

Había tenido muchas sensaciones placenteras en mi vida, pero ninguna se podía comparar a la que acababa de experimentar con Rapha.
Noté como mi interior se inundaba con un líquido caliente, y aún sabiendo que el condón lo retendría noté algo de miedo, pensando que podría quedar embarazada, algo imposible salvo que el preservativo estuviera roto.

Seguí sintiendo escalofríos en el cuerpo, ganas de llorar por todas las emociones vividas en tan poco tiempo, notarlo dentro de mi, era algo delicioso, aunque ya no estaba tan erecto como al principio, salió de mi y me sentí vacía durante unos instantes.
Mis ojos recorrieron su cuerpo y terminaron comprobando que el preservativo estaba en perfectas condiciones, recogiendo una considerable cantidad de esperma en él, pero también pude comprobar que estaba manchado de sangre, al igual que sus manos y al bajar mi mirada a mis piernas vi un hilillo cayendo por ellas.
Curioso, ni siquiera me dolía.

Entonces me abrazó y nos metimos debajo de la ducha, limpiando el sudor de nuestros cuerpos, no pude evitar que mis manos volvieran a bajar a su órgano, esa parte era mía y sólo mía y la iba a cuidar con mucho mimo.
Dejé que el agua me mojase por completo, ayudándome con los brazos a que el sudor saliera de mi pelo y limpiase cada poro de mi piel estirándome todo lo que podía.

- ¿Te sigue gustando lo que ves? -le pregunté de manera juguetona.