Queriendo despejar ideas {libre}

Lo único en lo que pensaba en ese momento, era en la imagen de Johnny irse por la puerta. No podía pensar en nada más. Lo extrañaba, y me arrepentía... sí, me arrepentía mucho. Quería despejarme un poco, sacar esos pensamientos de mi cabeza, porque la verdad era que ya no podía tolerar sentirme así.

Era de noche, realmente no sabía muy bien qué hora era, pero de seguro no era ni muy tarde ni muy temprado. El ocaso del día me hizo salir a dar una vuelta. Tal vez para tomar un poco de aire fresco, pensar, o encontrarme con alguien quien pudiera lograr relajarme un poco. Me dirigí hacia el centro de Ohio, pasé por el parque, varios clubes nocturnos, una biblioteca, y un par de restaurantes. Valla... hacía mucho que no salía de noche. Todo estaba cambiado, renovado.
Entré al primer lugar que vi. Era un pub, pero de ese sí conocía. Allí iban algunos chicos del colegio. Aunque, la verdad, no esperaba encontrarme con ninguno... en realidad no quería ni tenía muchos ánimos de hablar, aun así lo necesitara para despejarme. Así que me dirijí a la barra a paso lento, mirando el acogedor y a la vez desconocido, para mi, ambiente. Había gente. Pero no conocía a nadie.

Una vez me senté allí, me pregunté a mi misma que rayos estaba haciendo. Yo nunca había tomado. O al menos no si no quería algun mal resultado o concecuencia. Cuando me preguntaron qué tomaría, dije que me dejara dos minutos para pensarlo. Cómo si en esos lugares se hiciera eso... Dios.
Apoyé mis codos en la barra y me tapé la cara con las manos. Estaba cansada tambien, y no tenía idea de la hora que era. La música ya parecía un zumbido en mis oidos.

Una vez más, Johnn había decidido salir para encontrarse con Jude, quien llegaría en una media hora, mas o menos. Mientras tanto, podía ver a sus amigos en su lugar favorito de Ohio: el pub.
Entró, con las manos en los bolsillos, y tomó asiento en una de las mesas, esperando para pedir un trago.

La música continuaba sonando, pero Johnn no reconocía la canción. Es más, ni siquiera la escuchaba. Estaba muy ocupado pensando en todos los cambios...cómo había pasado Navidad con su familia, cómo le habían ofrecdo regresar...cómo había perdido a Quinn.
Y, hablando de Roma...al mirar alrededor pudo reconocer esa hermosa e inconfundible cabellera rubia que tan bien conocía. Quinn Fabray estaba ahí, en el pub, con la cabeza entre las manos, no estaba bien.

Podría ir...preguntarle qué le ocurría. Ese pensamiento se cruzó por su cabeza varias veces. Sin embargo, habían terminado {de mala manera}, todo era diferente, ¿Como podria mirarla a los ojos ahora? ¿Como podria dirigirle la palabra?
Y sin embargo, verla ahi, con la cabeza entre las manos, deprimida....no podía soportarlo, no podía aguantar verla así. La extrañaba.

-¿Estás bien?-colocó una mano en su hombro, pero evitó mirarla. No sabia qué iba a hacer, lo más probable era que le gritara y lo echara lejos, y tendría razón si lo hacía.
No sabía qué iba a pasar, pero...extrañamente, ya no le importaba.

Su voz me desconcertó por unos segundos. Aquella voz, la voz que me preguntaba cómo estaba, la voz que tanto había escuchado, y que tanto extrañaba... era él, era él quien puso su mano sobre mi hombro.

Por un momento dudé de si Johnny en verdad podía preguntarme como estaba. Porque.. ¿no era que ya no le importaba? No sabía que estaba pasando, pero sin poder evitarlo, me sentía tan solo un poco mejor de que estuviera cerca, aunque fuera para gritarme otra vez o algo así. La verdad no me importaba. Solo me importaba él, y que estubiera allí en ese momento.

Levanté el rostro luego de unos segundos, cerré los ojos, y apenas moví mi cabeza, para asegurarme de que fuera él. Sí, allí estaba Johnny. Pero no me miraba... hacía mucho que no lo hacía, y yo tampoco a él. Tomé algo de aire y lo contube. No sabía muy bien que responder.
-Si... estoy- miré hacia abajo y al frente, por puro "nerviosismo"- Estoy bien -mentí, finalmente, y luego volví a mirarlo a él. Quería preguntarle cómo estaba él, pero las palabras me salieron solas, y pasé al otro tema.

-¿Cómo esta yendo.. todo? -dije refiriendome al asunto de su familia, porque no había oído nada sobre eso en días, y me tenía preocupada. No sabía si estaba en lo correcto al preguntar eso, siquiera en hablarle... a puesto a que estaría enojado conmigo en el fondo. Pero es que teniendo la oportunidad, me daba pena desperdiciarla. Quería enterarme de lo posible. Tal vez me dejaría ayudarlo...

Dios, que estoy diciendo... Aquel tema ya nos había dado algo por lo cual pelear... y ahora tal vez provocaría algo parecido.

Los ojos de la única chica que había logrado que su corazón se acelerara a velocidades ilimitadas denotaban una profunda tristeza, un extraño tormento. Exactamente el mismo brillo opaco que pronunciaban los orbes de Johnny. Porque, al parecer, ninguno de los dos era el mismo después de haber dejado al otro.
Quinn había marcado su vida, le había enamorado por primera vez...y verla ahí, tan vulnerable, por su culpa...No podía tolerarlo.

-Mejor...todo está mejor-dijo, aunque realmente no estaba pensando lo que le decía, por su mente se trazaba un extraño y arriesgado plan. Que podía salvar lo que quedaba de su amor o arrojar cualquier resto por la borda. Que podría humillarlo a sí mismo o lograr que pueda tocar la felicidad una vez más.
Se dio la media vuelta y la dejó sola, no tenía idea si le había dicho algo más o no, no podía escucharla.

Quería decirle demasiadas cosas, demasiados sentimientos encerrados en medio de su pecho. Quería decirle que lo sentía, que ella no había tenido la culpa de su rompimiento, y que a pesar de verla por los pasillos con Sam, no podía odiarla. Ni siquiera por un instante. No podía dejar de amarla, ni verla como la luz de sus ojos.

Se paró frente al pequeño escenario que bien conocía en el pub. Las bandas siempre tocaban allí, de punk, pop, heavy metal, había un poco de todo.
Susurró un par de cosas a la banda, para indicar lo que quería hacer, y dio unos golpecitos al micrófono con el dedo índice.
Y la miró, junto a la barra, con la mirada triste y el corazón roto, y frunció los labios, acercando su boca al micrófono.
-Quinn, yo...-"Lo siento". Suspiró e hizo una indicación con la cabeza a la banda, los instrumentos comenzaron a tocar. Johnny cerró los ojos y entonó, con voz algo ronca, lo que no podía expresar verbalmente.

-Tell her she is all that's beautiful. Tell her everything's my fault...Tell her this is not what I had planned; tell I am moving on. Tell her love will come around, someday...- la miró, directamente, intentando lograr que un poco de la canción fluyera en el ambiente, que entendiera lo que quería decir. Que comprendiera que aun la amaba, y difícilmente dejaría de hacerlo algún día.
-Please tell her not to cry. I never meant for love to leave her cold tonight...Please tell her that I tried to spare her all my lies. Tell her something-su primer beso, su primer "te amo", su primera pelea. Los recuerdos afloraban a su mente demasiado rápido y lo hacían sentir abrumado. Johnn podía tener trabajo, dinero, trato cordial con su familia, todo lo que siempre había querido. Pero sin ella, no tendria nada.

-Tell her I am lost in misery. Tell her I have lost my mind, tell her love was such a mystery...Tell her tunnels end in light-bajó la mirada, intentando terminar con algo de dignidad, aunque no le importaba si Quinn lo rechazaba después de la canción. Sólo necesitaba desahogarse.
-Tell her she is all that's beautiful. Tell her everything's my fault...Please tell her not to cry. I never meant for love to leave her cold tonight. Please tell her that I tried to spare her all my lies...Tell her something.

Se bajó lentamente, no podía escuchar, ver ni sentir a nadie más que a ella, sentada allí, con la mirada fija en él.
Quería decirle algo, quería decirle que esa canción no era un motivo obligatorio para regresar, que no tenía que amarlo, que podía odiarlo si quería.
Tenía que hablarle...pero no podía. Simplemente bajó la mirada, y se quedó callado, esperando algo. Lo que sea.

cancion:

Me alegré en silencio cuando escuché que todo estaba mejor. Me complacía saber que pese a lo que había pasado entre nosotros, todo lo demás estaba bien. No pude decir nada más, porque la voz de Johnny me desconcertó, si no lo había echo ya su propia presencia. Parecía querer decirme algo, pero no lo hizo. Él se fue, se alejó de mí. Por un momento pensé que saldría de allí y que me dejaría sola, pero para mi sorpresa, sus pasos lo guiaron hacia el pequeño escenario que se ubicaba ni muy lejos ni muy cerca de la barra, en donde me quedé sentada, y en donde me giré en la silla para ver lo que hacía.
Fruncí el ceño levemente al ver que hablaba con la banda de allí. Me sentía confundida, no tenía idea de lo que pasaba, hasta que se acercó hasta el micrófono y probó si funcionaba. ¿Iba a decir algo? ¿Iba a cantar? ¿Frente a todos los que allí estaban? Buscaba alguna salida, algo que me llevara lejos de la situación, porque sentía que aquello iba tomando un camino diferente a lo que me había esperado hasta el momento. Yo había esperado algún comentario irónico, doliente, o tal vez alguna mirada triste, de esas que él podría contagiarme con tan solo posar sus ojos en los míos. En cambio, en cuanto comenzó a sonar la música y Johnny cantó la primera frase, me di cuenta de que ni los comentarios ni las miradas iban a aparecer, o al menos por ahora; al menos eso era lo que yo especulaba en ese momento. Relajé mi rostro, pero no podía expresar emoción alguna, porque estaba… sorprendida. Parecía querer decirme algo, y lo hizo con la canción.

Cuando por primera vez miró hacia donde estaba, sentí algo en el pecho, muy adentro, y creo que eso fue lo que logró que mis ojos se cristalizaran. Oía su voz, su melodiosa voz, cantar que todo había sido su culpa… luego, al recordar ese momento, pienso que eso era una tontería, pero en aquel momento, solo podía prestarle atención a él y a lo que trataba de decirme, y no a lo que había ocurrido, si había sido cierto o no… eso ya no importaba para mí. Ahora me importaba él.
“Please, tell her not to cry” y mis ojos más cristalinos se pusieron, pero esta vez, por primera vez en la semana, no era por tristeza. Y también, por primera vez en toda la semana, alguien logró hacerme sonreír de verdad.
Mis ojos se empañaron de lágrimas, que retuve tanto tiempo como pude, pero al parecer fueron demasiadas emociones juntas las que liberaron un par de ellas por mi rostro. Con la sonrisa dibujada en mi cara que no se movería de allí por largo rato (o eso creía ahora), contuve aire para luego volver a soltarlo, aún siendo incapaz de creer en lo que veían mis ojos y oían mis oídos.

Sentía en mi pecho, muy en el fondo, algo que hacía unos días que no sentía y que antes había sentido, aunque nunca con tanta potencia. Era algo que me obligaba a sonreír. Era incómodo, pero era una linda insatisfacción. Era contradictorio… era felicidad pura. Era una alegría de esas que se siente cuando algo te sale bien, cuando estás disfrutando de algún momento, cuando vez algo que te llena por dentro. Pero esta vez… esta vez se sentía más real que nunca.
Escuché las últimas palabras con los ojos cerrados, pensando en qué significaba todo aquello. Una cosa era segura: aquello no eran comentarios hirientes, no eran miradas frías ni tristes… y tampoco era una despedida. No. Eso era una disculpa.

La música cesó. Abrí los ojos y lo busqué con la mirada, y al segundo él estaba allí, mirándome, esperando...
En ningún momento me percaté de las personas que estaban allí: como espectadores, algunos, y otros compenetrados en sus propios asuntos. Ignoré por completo todo lo demás a nuestro alrededor cuando me levanté y me separé de la silla, cuando comencé a caminar hacia Johnny, sin apartar la mirada de sus ojos verdes y profundos, y en algún punto, esperanzados.
Ignoré lo que ocurría en el lugar cuando llegué hasta donde él estaba. Me planté allí frente a la persona que más me importaba en ese momento. Quería abrazarlo, sentirlo cerca, sentir que me quería otra vez. Quizás jamás había dejado de hacerlo, como yo no había dejado de quererlo a él. Pero eso no lo sabía, y por unos segundos me resistí a todo impulso que sentí a acercarme más a él. El miedo, asiduo visitante de mis pensamientos en la última semana, se implantó en mi como espina, y me llevó a pensar que todo aquello era un sueño, y que despertaría en cualquier momento, y que ya no estaría en frente mío como lo estaba ahora. También me llevó a pensar que todo esto era simplemente… un error.

La seguridad desapareció cuando me di cuenta de que no despertaba. El miedo se acrecentó en el momento en el cual decidí que esto ya no podía ir más lejos. Y fue entonces cuando la sonrisa en mi cara se desvaneció. Me acerqué a él hasta poder juntar mi frente con la suya, sosteniendo su rostro entre mis manos. Estar tan cerca de él me hizo feliz otra vez, pero no como antes, porque yo sabía que esto era una despedida... Me separé un poco de él, y tomé sus manos con las mías.

-Lo siento –pronuncié las palabras que tanto había querido decirle y luego lo miré a los ojos- Perdóname a mi por todo lo que dije, hice o dejé de hacer –susurré, pero sabía que con aquella canción, tenía muchas posibilidades de ya estar perdonada. Lo que había echo había sido tan… hermoso, considerado, tierno… pero no podía más seguir con esto, y no quería ni imaginar el decírselo. Pero definitivamente tenía que hacerlo.
-Sabes que te quiero –“…que te amo” las palabras resonaron en mi mente, y sonreí tan solo un poco, sin ganas- Pero… no sé si esto funcionará, John –La voz se me quebró, pero logré disimularlo un poco. Si que podía funcionar. ¡Había funcionado hasta ahora, ¿no?! Cerré los ojos y los volví a abrir, para ver los suyos- Tampoco podría hacerle esto a Sam –murmuré, y en una vista rápida bajé la mirada para ver el anillo que Sam me había dado. Pero luego tal vez por instinto, volví a mirar a Johnny, y a sus ojos… parecían tan derrotados como los míos.

-No quiero dejar de ser tu amiga –por favor no me odies- Yo más que nadie quisiera que esto nunca hubiera pasado... pero ya está echo y… -los ojos se me empañaron de lágrimas, pero las retuve allí- Siento haberlo causado –dije, y tras unos segundos lo abracé rodeando su cuerpo con mis brazos, tal vez por última vez. Aunque eso no era lo que yo quería, era lo que debía hacer. Sentí su calor en mi cuerpo y extrañé los días en que lo abrazaba así.
-Ahora… -dije, recomponiéndome, y separándome de él- Tú… ¿me perdonas? –no me importaba lo mal que estuviera llevando la situación, ya no me daba cuenta si era dura con él, o todo lo contrario. Ya no me daba cuenta de nada… solo quería escuchar una respuesta a esa pregunta, y aunque había dudado en preguntar por miedo a que sonara ridículo, debía saber si seguiríamos siendo amigos. Debía saber si la persona a la que más había amado en toda mi vida… quería ser mi amigo.