Me debes una sudadera

Después de dejar el mensaje en el buzón de voz de Roderick me levante de mi cama y me fui directamente a la ducha. Lave mi cabello con el shampoo que siempre usaba, me dejaba el cabello oliendo a jazmín. Salí del baño envuelta en una toalla y comencé a buscar en mi closet algo de acuerdo a la ocasión. Poco después la mitad de mi closet estaba sobre mi cama y yo un poco frustrada por qué no tenía nada que ponerme. Mi madre subí a mi habitación cuando escucho que azote la puerta del closet después de un ataque fugaz de desesperación.

Le conté lo que me pasaba y ella solo me sonrió. Rebusco en el montón de ropa de mi cama y pasado escasos cinco minutos me entrego un mini short color café y una blusa blanca sin mangas. La abrace al darme cuenta d que eran perfectos y cómodos. Salió de mi habitación para darme privacidad y que pudiera cambiarme cómodamente.

Termine de vestirme, el short me quedaba muy bien y la blusa no me convencía del todo, me quedaba bastante ceñida. Rebusque un chaleco corto del mismo color que el short y me lo puse sin subirle el cierre. Ahora si estaba perfecta solo me termine de amarrar las agujetas de mi converse negros y salí de mi cuarto a que mi madre me dijera su opinión. La encontré en la sala con dos maletas. Me dijo que iría con mi padre a cerrar un negocio a Canadá, que tardarían tres días. Me dijo que me veía muy bien, amarro mi cabello en una coleta y salió de casa.

Me tumbe en el sillón de la sala, esperando a que Roderick llegara. Aun faltaban cinco minutos para que fuera la hora de que él llegara a por mí. Encendí la televisión y me puse a ver bob esponja, amaba esa caricatura. Escuche el timbre de la puerta casi al instante, me levante del sillón pensando que tal vez era mi madre que siempre olvidaba las llaves. Pero al abrir la puerta me encontré con el chico de la piscina. Esa mañana la de mi mente describirlo así. Le sonreí cuando la puerta estuvo abierta completamente. –Buenas tardes Roderick.-lo salude. Por unos instantes no supe que mas decir. –Me alegra que hayas podido venir, quieres pasar un momento o quieres que nos vayamos ya?.-le pregunte. No quería parecer mal educada. Podria ofrecerle algo de tomar. Qué sé yo, nunca ne mi vida había conocido a alguien como él. Trataba de actuar lo más natural posible, ser solo yo.

No pude evitar el llevarme una mano a la boca al verlo mejor. No me estaba riendo d él ni nada parecido, era solo que me impresionaba a mi misma el hecho de que fuera vestido de esa manera, no porque no lo esperara si no porque de verdad me había dado la impresión de que iría formal, aun que corbata y pantalón de vestir sobrepasaban mis imaginación. En cambio iba tan de acuerdo a la ocasión o más bien informal a su lado. No sabía si era bueno…

Quite mi mano de mi boca al ver la flor que me extendía. Mordí ligeramente mi labio inferior mientras veía la flor y a él alternadamente. Escuche lo que dijo acerca de mi novio. Por un momento se me hizo extraño que supiera que Cooper y yo salíamos, pero otra parte de mi razonaba y me daba cuenta de que al escuchar mi mensaje de buzón de voz cualquiera lo deduciría. Tome la flor sin dudarlo más aun que mis mejillas adquirieron un extraño rubor.

-Gracias...-le agradecí apenas con un hilo de voz mientras acercaba la flor a mi rostro para poder olfatearla. Yo no era experta en flores pues rara vez me hacían ese tipo de presentes. –Huele bien.-agregue mientras sostenía la flor a la altura d mi pecho y le dedicaba al joven una de mis mejores sonrisas. –No, no creo que a… mi novio le importe, no te preocupes.

La verdad era que Cooper y yo no llevábamos saliendo mucho tiempo, aun que él me gustaba tenía que aceptar que no era nada formal. Además, él tenía sus amigas, esa tal Eli yo podía tener amigos y sin preocuparme de que le molestara. Después de todo Roderick no era como cualquiera…

Dude un poco acerca de su respuesta. No sabía si no quería pasar o de verdad le preocupaba que anocheciera. –Creo que solo entrare a poner la flor en agua, sino te molesta esperarme un poco, regreso en seguida.-entre caminado normal a mi casa, sin cerrar la puerta ni nada. Al llegar a la cocina saque rápidamente un vaso de la alacena y lo llene de agua poniendo la flor en el centro de la mesa. Salí lo más rápido que pude y antes de salir de nuevo me vi en el espejo y arregle un poco mi cabello.

-Lamento haberte dejado solo, solo fueron unos segundos, ya habrá oportunidad de que pases a mi casa en otro momento. -entrelace mis manos y comencé a jugar con mis dedos. –Ahora si gustas podemos irnos ya.-agregue cerrando la puerta de mi casa.

-No canto en público, no es que sea insegura ni nada de eso, es solo que creo que no es lo mío...-mencione mirando por la ventana, siempre hacia eso, me gustaba ver a mi alrededor y contemplar aun que fuera por unos instantes lo que me rodeaba. El parque de diversiones estaba a las afueras de la ciudad, por eso no me sorprendí mucho al ver que las nos alejábamos poco a poco de la ciudad.

Escuche lo que dijo y me quede ligeramente sorprendida, no parecía del tipo músico, lo veía tan formal y tal elegante que se me hacía imposible creer que escuchara otro tipo de música que no fuera la opera y esas cosas. La gente nunca termina de sorprenderme. Sonreí a mi misma ante ese pensamiento. Me gustaban las cosas nuevas y a un mas las sorpresas. Seguramente la pasaría muy bien con él.

-Y... cantas, tocas algún instrumento, que haces?.-le pregunte con curiosidad dejando de observar el exterior para mirarlo de reojo. Las porristas no podíamos decir mucho de lo que hacíamos, piruetas, coreografías un tanto complicadas, nada más que eso. Pero amaba ser porrista y lo que eso causaba en la gente de mi edad. En mi instituto uno era popular solo con ser porrista o deportista y aun que el glee club era para los “perdedores” a mí solo me daban igual. Aun que debía admitir que lanzarle un granizado a esa chica Tina era bastante divertido, la pobre daba tanta pena. Un brillo de malicia surco mi mirada.

Pero sabia que el no notaria la malicia en mi mirada, solo miraba el camino y cantaba. –Deje que siguiera cantando mientras me acomodaba en el asiento para mirarlo. Cuando termino le sonreí. –Creo que has respondido parte de mi pregunta, en verdad cantas muy bien, creo que los club coral de mi instituto estarían complacidos al tenerte con ellos..-no estaba segura de que eso fuera un buen cumplido….
Así que lo único que hice fue guardar silencio y solo dedicarme a mirarlo.

El vocal adrenaline, esas dos palabras hicieron eco en mi cabeza, si no mal recordaba ese era el club coral que había ganado el premio de “los coros”. No tenía mucha información sobre eso, no solía hablar mucho con Santana o Brittany y menos con los del glee club. Pero de lo que si estaba segura era que el Glee club había sido humillado por ellos. Me daba exactamente lo mismo.

-Si, tal vez si estuvieras en el glee club serian mejores… aun que la verdad nunca los he escuchado…-era la verdad. No podía decir si eran buenos o no por esa razón.-Aun que no creo que sea buena idea que seas parte del glee, estas definitivamente mejor en el Vocal… Vocal… Adrenaline.-le dije dudando un poco, no era buena para recordar ese tipo de cosas. Aun que era bastante raro, porque me lo acababa de decir. –Por otra parte seria… lindo, tenerte en el Mckinley.- no estaba muy segura si lindo era la mejor palabra pero en ese instante no se me ocurrió algo mejor.

Alce una ceja al escucharlo decir lo que sabía tocar. –Vaya…-por un instante me quede sin palabras.-Sabes, si me enseñas a tocar el piano, podría tachar algún instrumento, podría eliminar el numero diecisiete de mi lista…-me quede pensando un poco, en dicha lista, me había apegado a ella desde hacía un año y aun tenía 10 cosas que me faltaban tachar, diez de veinte, no estaba mal.

-Pues creo que si mantengo mi promedio y sigo en la escuadra de porristas, podre conseguir una buena beca..

Deje de mirarlo para abrir un poco la ventana, un paseo en coche no era nada para mi sin poder sentir el viento en mi rostro y que el aire jugara con mis cabellos me encantaba. –Espero que no te moleste.

-La verdad es que el glee club no es mi prioridad, la gente que hay en él me da exactamente lo mismo, todos son tan….-no continúe ya que no quería sonar despectiva o mala de cierta forma. -…son un poco… bueno inadaptados.-no encontré una mejor palabra para describirlos. Aun no podía creer como Santana y Brittany estaban con ellos y ni que decir de Puck.

-Seria increíble tenerte en mi escuela, así sería más fácil continuar con mi misión, tu sabes, ayudarte a adaptarte y eso, aun que seguramente ya abras conocido a más personas que quieran ayudarte…

¿Qué había sido eso? No tenía idea pero al decirlo solo se me ocurrió una palabra “chicas” interesadas en darle un buen recorrido por la ciudad. Pero eso a mí me daba lo mismo, después de todo yo tenía a Cooper. A veces me frustraba un poco la necesidad que tenia de que todos estuvieran pendientes de mí.

-Si, puede que crean eso, pero por otra parte si les demuestras tu talento, estoy segura de que no te negaran un puesto, el señor Schue es bastante flexible.-eso lo sabía porque era mi profesor de español y siempre obtenía buenas notas con él. Muchas veces no me las merecía.

Antes de que me diera tiempo de responder lo de la lista, hablo de nuevo de mi novio. Me encogí un poco de hombros. Me sentía un poco incomoda ante su comentario, por alguna razón prefería no pensar en Cooper en esos momentos. –Si… si, seria genial que me ayudaras con eso, creo que lo que más me gustaría saber tocar es el piano…

Si conseguía eliminar eso de mi lista sería un gran logro, ya que por lo general todos me decían que tenia dedos torpes o algo así. Las demás cosas en ella, eran logros personales que esperaba cumplir antes de los 18, tenía muy poco tiempo.

Esperaba que no se diera cuenta de que evadía el tema de Cooper. Sentí la necesidad de cambiar en ese instante mi mensaje de correo de voz.

Sonreí a Roderick cuando me abrió la puerta, eso me gustaba de el, que fuera un caballero. Hasta yo misma me sorprendía de que me gustara su caballerosidad. Tal vez era porque era el primero que era así conmigo. Entrelace mi brazo con el suyo sin dudarlo al mismo tiempo que notaba como mis mejillas se ruborizaban solo un poco.
-Claro me encantan las montañas rusas y me han dicho que hay todo tiempo de juegos casas embrujadas, juegos de destreza donde se puede ganar algún peluche y un tobogán de agua… espero que no te importe mojarte un poco.-mi voz se tornaba un poco maliciosa y emocionada a la vez.

-Sabes?...-le pregunte sin esperar respuesta mientras caminábamos hacia las taquillas del parque. –si cuando entremos en el parque notas que comienzo a actuar como niña de cinco años, es normal, es que me emociona mucho este tipo de lugares.

Estaba realmente ansiosa por entrar y subirme al primer juego…

Solo asentí ate sus primeras palabras, la verdad era que yo solía estresarme mucho, en especial desde comencé a salir con Cooper, no podía evitar sentir celos de solo pensar que mientras yo estaba en la escuela el podría estar con alguien más. Pero sobre todo le tenía confianza y sabía que Bey me diría cualquier cosa. O al menos eso esperaba.

Cada minuto me sorprendía mas, nunca imagine que fuera competitivo. –Vaya, en realidad yo no soy lo que se dice competitiva, al menos no en deportes y esas cosas, pero si algo se me mete en la cabeza no estoy bien hasta que lo consigo.-me encogí un poco de hombros, mi madre decía que era una caprichosa de primera pero no podía evitar ser así.

Mordí ligeramente mi labio inferior, me gustaba subir a todo tipo de juegos y había escuchado que esa casa era de las atracciones que valía la pena experimentar en ese parte.-Si no quieres subir a la casa embrujada, está bien, pero espero que no te moleste que al final me decida y suba, ese tipo de cosas me gustan mucho… en realidad todo lo que es un parque de diversiones me gusta…-un brillo de alegría y emoción surco mi mirada mientras miraba a mi alrededor mientras nos adentrábamos en el parque después de que Roderick consiguió las entradas.

-A decir verdad, si me gustaría un oso de peluche, es un poco extraño, pero mi cama y parte de mi cuarto están llenos de cosas como esa, ya sabes, regaños de amigos y de mis padres, recuerdo sin problemas que me dio cada uno.

Me quede pensando que hacer, todos los juegos se veían excelentes, claro que no me fijaba en los de niños, sino en los que se podía observar a la gente salir emocionada y con ganas de subir de nuevo. –Podríamos ir ahí..- señale una montaña rusa, de lejos se veía de color morado con negro. Bastante alta y con varias curvas. Le sonreí ampliamente a Roderick y lo mire con cara de suplica e inocencia a la vez. -Vamos si?.-tome su mano entre la mía y espere a que dijera que si para poder caminar y tratar de no correr hasta haya.

Me plantearía más adelante el subir o no a la casa embrujada, parecía que no le gustaba mucho la idea y cuando acepto ir conmigo no lo vi muy convencido, podría jurar que hasta lo note un poco pálido. Pero tal vez eran exageraciones mías, no quería que se sintiera incomodo y mucho menos que hiciera algo que no le gustaba por mis caprichos. Ya vería después si subíamos o no. Ahora solo quería subir a esa montaña rusa.

–Descuida, yo te protegeré.-le dije seria y después no pude evitar reírme. Era de por si mucho trabajo cuidar de mi misma, no podía imaginarme cuidando de alguien más. Pero por él, creo que lo intentaría.

Prácticamente ambos corrimos tomados de la mano hasta la atracción que señalaba. Era divertido, incluso desde antes de subir ya sentía la adrenalina corriendo por mis venas de solos escuchar a la gente gritar en lo más alto de la montaña.

Tan emocionada estaba, mirando solo la atracción que ni siquiera me di cuenta cuando ya estábamos casi al frente de la fila más corta, fruncí un poco el ceño a unos cuantos que nos miraban mal, no tenía idea de cómo habíamos llegado hasta ahí, pero me alegraba, la paciencia nunca había sido una de mis cualidades.

-Creo que en el sitio que estamos está bien, una vez que bajen todos y suban los primeros de la fila, seguro que nos toca en medio o de los últimos lugares
La primera vez que me subí a una montaña rusa fue a los quince años con mi padre, el siempre me decía que los mejores lugares eran detrás y al frente. Por que se podía sentir aun mas la experiencia o algo así.

-Pero dime, si te hubiera dicho que quería ser la primera que hubieras hecho?.
Tuve que acercarme un poco mas a el para que pudiera escucharme, la gente de ambas filas no dejaba de gritar y los que estaban ya en la montaña rusa hacían lo mismo, además de que no me gustaba mucho que demás personas escucharan conversaciones que eran solo mías.

Apreté un poco su mano al ver que el recorrido de la gente sobre la atracción casi terminaba, en menos de cinco minutos yo estaría ahí…

“Usar su nombre?” me pregunte a mi misma mientras lo miraba sin comprender. Por mi cabeza pasaron miles de ideas locas. Lo malo de tener exceso de imaginación era que ahora pensaba que estaba saliendo con el hijo de un mafioso o algo por el estilo. Y si no se hacían las cosas como él decía todos estarían en serios problemas. Y que era esa voz con un tono escondido de arrogancia susurrando en mi oído. Acaso el era de esos chicos importantes que usaban su “nombre” para conseguir lo que querían. Y como un balde de agua fría sobre mí, descubrí que estaba al lado de un completo desconocido.

Pero cuando busque su mirada, me di cuenta de que el no podía ser como mi mente lo dibujaba. Quizá era que confiaba mucho en la gente, quizá era que en cierta manera era un poco inocente, pero los ojos eran el espejo hacia el interior de las personas, eso decía mi madre. Y lo que Roderick reflejaba era calidez y aun que no fuera una persona sencilla del todo, me agradaba mucho.

Observe lo que hacía con su licencia sin decir nada. –No me pidas que lo ignore, sabes que cosas como esa no se ven todos los días al menos no en mi entorno.

-Esto de alguna manera es extraño, la última vez que Salí con un chico dimos una vuelta por el parque, nos sentamos en una banca y comimos helado… muy simple, pero ese tipo de cosas son las que… aprecio mas y si tu padre puede regañarte por lo que acabas de hacer, porque no mejor guardas tu “licencia” y nos dedicamos a pasar el resto del día sin ningún tipo de privilegios. Te parece bien?

Le sonreí cálidamente después de terminar de hablar. No quería que pensara que todo eso me incomodaba, la verdad era que en cierta forma me gustaba tener privilegios pues mi familia no era de tan buena posición económica pero teníamos lo que necesitábamos para vivir bien y felices. Quería que por esa tarde Roderick se relajara sin tener que usar un trozo de papel.

-Mira, parece que ya van a bajar, creo que me gustaría ir en los últimos lugares, espero que nos toque ahí…-me pare de puntitas para tratar de ver sobre las cabezas de las personas frente a nosotros. No tardaría en avanzar la fila…

Me encogí de hombros un poco. No era mi intención hacerlo sentir mal ni nada por el estilo pero por su expresión parecía que lo había logrado hacer lo que e menos deseaba. No supe que decir, pensaba que si decía algo mas respecto a lo que decia, por miedo a decir algo que lo ofendiera de nuevo. Mire al piso y comencé a jugar con mis pies. Pero recordé lo que dijo mi madre, siempre debía ver a las personas a los ojos cuando hablaban. Así de inmediato levante la mirada y le sonreí tímidamente.

-No debiste decir lo lamento, está bien…-dude un poco que me hubiera escuchado, lo dije casi en un susurro. -Me sentía mal, sabía que él lo único que pretendía era agradarme hacerme pasar un buen rato. Sin quererlo del todo apreté su mano mientras su mano libre se paseaba por sus cabellos.

-No necesitas esa licencia a mi lado, con tu presencia es suficiente… aun que si de verdad quieres usarla, por mi está bien.

Termine de hablar cuando estuvimos sentados en los asientos de atrás, nos había tocado en los últimos asientos. La emoción que se había ido en el momento anterior había regresado. Sonreí para la fotografía mientras me acercaba mas a Roderick para que saliéramos juntos. Esperaba poder comprarla, juraría que traía dinero en mi short, nunca salía sin dinero aun que fuera acompañada, uno nunca sabía lo que se podría ofrecer.

El carrito comenzó a moverse lentamente.

-Tratare de no gritar….-le dije al tiempo que miraba al frente.

Poco a poco comenzamos a ir más rápido y no tardamos en llegar a una curva donde mi cuerpo fue obligado a moverse hacia el lado de Roderick. Íbamos adquiriendo más altura conforme avanzábamos y yo ya esperaba la bajada, mi parte preferida de las montañas rusas.

No había sido mi culpa que la fuerza de gravedad se empeñara en juntarnos cuando esa curva me obligo a estar aun más cerca de él, pero Roderick se me adelanto al poner nuevamente distancia entre nosotros. Me acomode el mi lugar lo mejor que pude y espere poder mantenerme ahí. Mi ego sufrió un daño considerable cuando el me aparto con la pierna, peor lo entendí.

Le sonreí cuando estuve nuevamente acomodada como al principio y mire al frente mientras que mi corazón comenzaba a latir con fuerza por la próxima caída. Lo mire sin saber exactamente de qué forma cuando todo mi mano y al igual que el entrelace mis dedos con los suyos sin decirle nada.

Al igual que él levante las manos al momento de caer, mi corazón latica cada vez mas rápido y mis cabellos se elevaron sin poder evitarlo. Apreté un poco la mano de Roderick mientras miraba al frente y gritaba de emoción. La experiencia era única e incomparable. Y vivirla con Roderick era agradable, lo mire de reojo y gritaba al igual que yo, se estaba divirtiendo, eso era lo importante.

Cuando termino la caída, baje las manos y lleve la Roderick con la mía. Le sonreí ampliamente esperando no haber quedado tan despeinada.

-Vaya… creo que fue mejor que la primera vez que subi a una.

Comente con la voz un poco agitada por haber gritado y por la adrenalina del momento. Hasta me daban ganas de hacer que el carrito regresara y volver a sentir al aire golpear mi cara y jugar con mis cabellos, tal vez si nos sobraba tiempo le pediría una segunda vuelta. Pero aun faltaba mucho que recorrer y muchos juego que disfrutar.