Me debes una sudadera

-No, no es difícil de entender, yo solo bromeaba, lo siento.-me disculpe sintiéndome como una tonta. Pero como fui a decirle eso. Nunca podía decir nada fuera de lugar sin estropear todo y lo peor es que me daba cuenta cuando ya era tarde. Suspire y mire hacia otro lado. –Lo siento.-le repetí sin saber que más decirle.

Escuche cual era su color preferido, sonreí débilmente al enterarme que era el azul, estaba en lo cierto, era un lindo color. Asentí con la cabeza mientras seguíamos caminando. No sabía a donde era que nos dirigíamos, veía a personas pasar con las ropas escurriendo por lo mojadas que estaban. Quizá íbamos a mojarnos un poco como había sugerido él.

Quería desvanecer la pequeña tención que sentía a sentía entre nosotros. Busque su mano a mi lado peor esta vez no la encontré, mire de reojo hacia abajo y descubrí que ahora sus manos reposaban en sus bolsillos. Me mordí ligeramente el labio inferior y me acerque más a él entrelazando mi brazo con el suyo, como cuando el me condujo hasta su auto. Le sonreí con calidez y me deje guiar.

–El dinero es lo que menos me importa en una persona, esta tarde solo quiero que la pases bien conmigo, eta bien?-necesitaba decirle aquello, no quería verme envuelta en malos entendidos. Yo siempre había apreciado a las personas por lo que eran no por lo que tenían y él no iba a ser la excepción a eso.- Así que olvidemos todo eso, si?-le di un beso en la mejilla sin dejar de caminar de su brazo seguí preguntándome cual sería el próximo juego que experimentaríamos.

Menta mezclada con hierva buena, fueron los sabores que pude detectar de los labios de Roderick. Aun que sus labios rozaron los míos solo por unos segundos a mi e pareció como sin el momento se hubiese congelado por horas. Pude ver la sorpresa en sus ojos y escuchar latir su corazón quizá tan rápido y desbocado como el mío estaba en esos momentos.
Al recuperar la compostura tomo su asiento a mi lado y yo solo pude seguir mirando al frente, aun sin entender bien que era lo que pasaba, sabía de antemano que había sido un error, que él no hubiera rozado siquiera sus labios con los míos si la fuerza de gravedad no le hubiera jugado una mala pasada. Aun estando segura de ello, tome su manos y la apreté con un poco de fuerza cuando comenzamos a ascender.
Mi estomago estaba hecho un nudo y mi corazón no dejaba de latir precipitadamente, sabía que era la misma sensación que había sentido en la montaña rusa, pero esta vez estaba mezclada con algo más…
Estando en la parte de arriba, voltee para mirarlo y le sonreí, quizá el no se percato, pero al mirarlo no podía evitar que en mis labios se dibujara una sonrisa un tanto infantil y melosa.
Mis cabellos se quedaron estáticos sobre mi cabeza cuando nos dejaron caer trate de no cerrar los ojos y observar todo lo que el panorama me mostraba. Y sin darme cuenta ya estaba gritando a la par con Roderick sin dejar de apretar sus mano entre la mía…

Solo asentí cuando me dijo que todo estaba bien, por alguna razón no podía creer lo que me decía pero decidí no decir nada sobre eso, quizá fuera cosa mía, tendía a exagerar las cosas y no quería que mis dramatizaciones estropearan todo.

Lo seguí hasta donde fue y observe como bebía ese refresco que aun ni siquiera pagaba. –Quizá un jugo.-murmure mientras observaba entre los refrescos y botellas de agua en busca de un jugo frio. El vendedor me tendió un jugo de manzana que tome entre mis manos.

No sabía si esperar a que Roderick pagara o hacerlo yo misma. Así que bebí de mi jugo observando los juegos de destreza que había cerca de nosotros.

-No lo sé, creo que un peluche estaría perfecto.

Siempre que podía me gustaba ganar muñecos en maquinas donde tenias que mover una palanquita para que una garra enorme lo tomara y si eras capaz de depositarlo en la cajita, lo ganabas. Era prácticamente experta en esos juegos. Quizá debería ganarle uno a él.
-Vamos haya?-le señale uno de los puestos donde colgaban varios muñecos de peluche de caricaturas.

Quizá al mirando más de cerca podría encontrar uno que me gustara. Aun que decidirme por alguno sería difícil, eran fanática de las caricaturas.

Pude darme cuenta de que Roderick estaba mejorando y eso me hizo sentir más aliviada, no quería que estuviera mal ni mucho menos. Sonreí ante su decisión por ganarme algún premio que verlo prepararse para golpear con aquel martillo me hizo sonreír de una manera que ni siquiera yo sabía interpretar.

Me apresure a negar con la cabeza. –No, los premios están muy bien.-le dije sin dejar de sonreír. –Vamos inténtalo a ver qué logras.-lo anime para que golpeara con el mazo. Fuera cual fuera el premio estaría feliz de tenerlo porque él lo ganaría solo para mí.

Bebí de mi jugó sin dejar de mirar a Roderick. Pronto quedo vacía la botella y me acerque al bote de basura más cercano para depositar la lata en el. Regrese inmediatamente estando segura que no me había perdido de nada.

Mi atención ya n estaba centrada en los premios ni en los peluches de diversos tamaños, colores y formas, ahora mi mirada estaba posada sobre los ojos de mi acompañante, una sonrisa tierna se dibujo en mi rostro mientras pensaba. “Aaaaw! Qué lindo, un conejito”. Sin embargo no dije nada sobre lo tierno que me parecía. Me obligue a mirar nuevamente los peluches, como supuse él me dejaría elegir a mí.

Busque con la mirada uno no tan grande pero no tan pequeño, con los puntos que había logrado Roderick podría llevarme el que quisiera sin problemas. Mis ojos brillaron cuando divise al fondo un peluche con la forma de uno de mis animales de anime preferidos.
-Ese, quiero ese.-le dije a la encargada e dar los premios con entusiasmos. Ella pareció tratar de no reír pero no me importo. –Sabes, siempre había querido uno de estos.-le informe a Roderick mientras esperaba con ansias el peluche.

La señorita me entrego el muñeco y yo lo abrace al instante restregando mis una y otra vez mis mejillas con la sube bolita que estaba entre mis brazos. Mire a Roderick mientras que una peña risita se escapaba de mis labios.

-Lo siento, es que Mokona es mi tan lindo y nunca había podido encontrar un peluche de él.-le sonreí aun con entusiasmo.- Gracias.-termine por decirle mientras me acercaba a él sin soltar a mi peño amiguito, bese la mejilla de Roderick…

Mire a Roderick sin soltar al adorable Mokona, al parecer a él no le llamaba la atención el anime. Podía estar casi segura de que ni siquiera reconocía al peluche entre mis brazos. Pero daba lo mismo nadie podía ser perfecto. Además en los foros de anime a los que yo entraba no había muchos Ingleses que digamos, quizá haya no fuese tan popular como en América o en el continente Asiático.

Mi expresión cambio de suma felicidad a triste. Quizá lo estarían llamando para que regresara a casa, no era tan tarde. Mire al cielo, este aun estaba un poco iluminado por los últimos rayos de sol del día y al ver con mayor atención, pude divisar la primera estrella del día. Mientras él hablaba cerré los ojos y pedí un deseo. No fue la gran cosa, había estado aperando a que pasara de nuevo desde que subimos a nuestra segunda atracción, quizá no volverá a pasar pero si era cierto que si pides un deseo a la primera estrella que aparece en el cielo, este deseo se cumple. Y yo ansiaba que aquella estrella noe fallara.

Abrí los ojos y mire la cara de entusiasmo de Rderick. Ya podía darme cuenta, a él le iba mas eso de los muñecos de súper héroes, como a cualquier chico. –Si claro, vamos, será divertido.-nuevamente tome su mano para caminar y así acercarnos al nuevo juego.

Mire los muñecos y observe a la gente que intentaba ganarse un premio. La mayoría eran niños con sus padres, solo niños. Era obvio, no había a la vista nada de color rosa que pudiera atraer la atención de una niña. El juego no se veía complicado. Y yo tenía muy buena puntería.

Quizá pueda intentarlo esta vez, me gustaría ganar algo para ti.-le sonreí sosteniendo aun con un solo brazo a mi nuevo amigo. -Por cierto. ¿Todo bien?.-le pregunte Refiriéndome a su anterior llamada.

Enarque una ceja y le dedique una sonrisa de medio lado, producto de la premeditada impresión que sus palabras habían causado en mí, en especial ese tono con dejo de superioridad y esa sonrisa ególatra. –Ganarte, no lo sé, pero quizá yo también sea un poco competitivo.-le guiñe un ojo y tome los controles que el dueño del juego nos daba a cada uno de los que estábamos ahí.

No sabía como se utilizaba muy bien, así que observe como el padre del niño al lado de Roderick le mostraba a su hijo como era que se usaba el control, no porque el pequeño pelirrojo fuera a jugar sino porque este pidió una explicación y el ceño con superioridad le mostraba a su hijo como era que se mensajera. Cuando termino mire mi control y seguidamente al frente.

No pensé que Roderick me informara sobre su llamada, pero lo hizo y me sentí, bien, quizá esa no fuera la palabra adecuada, pero me alegro que me tuviera confianza como para contarme cosas sobre su familia. Abrio llos ojos un poc cuando dijo gobernador. Vaya, ahora entendía por qué tantos privilegios hacia su persona.

-Bueno…-no sabía que decir, en mi vida había salido con alguien como él. –Supongo que entonces deberíamos terminar con esto rápido, no querrás hacer esperar a tú padre.-le dije volviendo a sonreírle. Me alegro dejar claro desde el principio que a mí lo que menos me importaba era el dinero y ahora muchos menos el puesto de su padre, solo quería divertirme con él y conocerlo. Aun que por unos instantes me encogió de hombros, me sentí un poco inferior a su lado, cosa que rara vez me pasaba estando con alguien.

El propietario del juego hizo sonar una bocina la cual nos indico que deberíamos comenzar a jugar ya si era que queríamos ganar algo. -Buena suerte

Me mordí el labio inferior y fruncí el ceño tratando de poner toda mi concentración en ello…