Te molesto Pucky? n_n

Iba caminando por los pasillos del colegio, con una mano en la cintura, mirando fijamente hacia adelante y todos lo que se cruzaban por mi camino se apartaban con solo verme. Una sonrisa de superioridad surcaba mi rostro. Y como no tener semejante expresión, era una porrista,
popular, bonita, tenía a la escuela en mis manos. Estaba decidida a encontrar una buena victima para la tarea que nos había asignado Sue. Por mi mente paso buscar a Berry esa chica con vestimenta horrenda y poco estilo, seria presa fácil, ni cinco minutos hablándole podrían pasar antes de que se fuera llorando…

Pero No, a mi me gustaban los retos, buscaba un pez más gordo. Di un sorbo a el granizado de fresa que llevaba en la mano y busque con la mirada mi objetico. Lo encontré justamente donde penes que estaría, junto a su casillero. Mi sonrisa se volvió maliciosa. Me pase una m ano por la coleta y camine con decisión hasta él…

Pase a su lado justo cuando se estaba moviendo. Lo cual provoco que su brazo rozara levemente el mío. Me volví hacia él con el ceño fruncido, peo ms ojos brillaban por la satisfacción de haber logrado que eso pareciera un accidente.

-Fíjate por donde vas Puckerman…-le dije mordaz y fríamente mientras lo miraba de arriba abajo.

Me había caído pésimo la noticia del traslado de Hummel y es que, aunque no lo fuese a decir, me reventaba la idea. No porque se fuese a unir a nuestros rivales directos en las seccionales, aunque después de la deserción de la pequeñita ésa, Sunshine, sí desanimaba una más, ni porque tuviera algún tipo de sentimiento homo, que tenía los pantalones bien puestos, sino porque como se había expresado al principio del año, éramos familia o algo así, y como grupo habíamos pasado por mucho, incluso aunque siguiésemos teniendo roces y malentendidos. No era sólo por la testosterona que había querido meterme en la intervención contra Karofsky, de todas maneras, sino por ayudarle como pudiésemos... aunque no fuésemos amigos cercanos. Encima ahora teníamos un integrante menos, ¿cómo lo haríamos para siquiera calificar para competir?

Ni siquiera pensaba en la tarea que nos había dado Mr Schue (que sino estaría con pensamientos extraños sobre eso de presentar una canción romántica básicamente por mi cuenta en una boda), sino que sacaba distraído mi libro de Álgebra para estudiar con Artie cuando sentí un ligero roce contra mi brazo, y luego una voz femenina increpándome.

-¿Qué demonios?- pregunté, girándome a ver quién era la que se dirigía a mí. Una de las cheerio.

Puse los ojos en blanco ante su contestación, al parecer después de todo lo que planee si había sido accidental, ya que él parecía más que nada distraído y absorto en sus pensamientos como para notar que estaba hablándole. Pero eso no era todo lo que tenía en mente, pensé en usar el granizado en mis manos para hacerlo enojar un poco pero sería demasiado pronto.

-Eso es lo mismo que pregunto yo. -seguí dirigiéndome a el con voz fría y calculadora. –Qué demonios te pasa como para ir tan distraído y no darte cuenta que casi me tras? –le pregunte haciendo más drama del que debería, pero eso era divertido, sin duda alguna Sue había tenido una buena idea para hacernos cumplir una tarea, comenzabas a aburrirme ahí.

-Y para colmo te quedas callado, es que ni una disculpa me pedirás?-trate de parecer seria, de no reírme en ese mismo instante. Me puse nuevamente una mano en la cintura, eso era lo que hacía mamá cuando quería intimidar a mi padre.

-A ver, bonita, para empezar, para tirarte como dices, tendría que haberme movido de verdad, para empezar. Si pasas tan cerca de los casilleros como para rozarme, y si eres tan debilucha como para casi caerte con eso, es problema tuyo- le respondí, cansado y sin ganas de un enfrentamiento directo.

-¿Quieres que me disculpe? Pues entonces tendré que pedirte perdón por no saber que pasabas cerca. La próxima vez veré que apaguen los ventiladores, pero por lo menos podrías darme un aviso antes como para saber cuándo hacerlo- y si quería más que eso, que se aguantase. Cerré mi casillero de un golpe, encogiéndome de hombros.

Alece una ceja ante lo que estaba escuchando. Trate de no reírme mientras él hablaba. Me cruce de brazos mientras me miraba la uñas, poniendo la mínima atención en lo que decía. Note que una de mis uñas parecía a punto de quebrarse, el último entrenamiento había sido el responsable de eso. Tendría que llegar a casa lo antes posible, por desgracia aun faltaba todo un eterno día de escuela.

Le dedique una sonrisa d medio lado cuando termino de hablar, nuevamente puse una de mis manos en la cintura y lo mire directamente a los ojos. –Mira Puckerman, no sé quién te crees para hablarme así, pero no te recomiendo que lo sigas haciendo, porque podría pasar un accidente como…. –di un sorbo mas a mi granizado y el resto de lo tire en la cara. Había sido un desperdicio total, pero la situación lo ameritaba. -… como este… -le dije burlona anal ver su cara llena de granizado de fresa. Me mordí el labio inferior para no reírme pero una risita baja escapo de mis labios. –Espero que entiendas que fue un accidente, yo entendí a la perfección que no quisiste “casi” tirarme antes unos instantes, estamos a mano, Puck.

Ya me había irritado lo suficiente, especialmente por esa actitud de tener mejores cosas que hacer que poner atención a la supuesta discusión que ella misma había iniciado, así que supuse que probablemente estaría en sus días o algo así, y me iba a retirar con mi mochila al hombro cuando empezó a decir no sé qué sobre accidentes y blah, que no podía importarme menos... hasta que a la muy idiota se le ocurrió lanzarme el granizado que tenía en la mano.

Me limpié la cara con ambas manos, y antes de que pudiera reaccionar las pasé por la suya, dejándola manchada y pegajosa de la misma manera como se había atrevido a hacerlo. -Vaya, los accidentes están a la orden del día...

Pensé que solo se iría o tal vez me gritaría cosas y eso que poco me importaba, pero en vez de eso hizo algo mucho peor, me dejo toda sucia gracias a que sus manos pegajosas y llenas de granizado se pasearon descaradamente por mi cara. Me quede congelada unos instantes y cuando termino de hacerlo lo mire un tanto molesta. –Tú…limpia mi cara ahora o… o… ya verás…-lo amenace sin estar segura de que eso contara como amanzanaba. -¿Cómo te atreves a hacerme esto, a mi?.-le pregunta sin querer escuchar del todo la respuesta.

Busca entre sus cosas un pesado de papel pero busca en vano ya que no trae ni un miserable trozo. Puckerman se la estaba poniendo difícil y ahora que estaba molesta no podía pensar en otra cosa para cumplir la tarea de Sue, tal vez si hubiera sido mejor que molestara a Tina en vez de a Puck

Al menos eso de devolverle con la misma moneda (incluso un poco peor, pues al pasarle las manos por la cara le pegaba más la sustancia a la piel que si simplemente se la hubiera lanzado, y seguro que a alguien como ella le chocaría todavía más) me hizo sonreír un poco después de todos los malos tragos del día, y por supuesto que no tenía ni la más mínima e infinitesimal intención de disculparme ante la chica.

–Vamos, nena, antes de cualquier cosa deberías por lo menos a amenazar, que así no vas a llegar a ningún lado- le respondí, con el sarcasmo marcado en mi tono de voz. -Anda a ver quién se atreve a hacerle qué a quién- agregué, y sin más le di la espalda para empezar a caminar hacia el baño, que tampoco era mi problema si es que la porrista había entendido lo que había dicho o no.

Le dedique una mirada asesina al monigote que tenia frente a mí. Demonios, cada vez me hacia mas difícil mi tarea, pero cuando comenzó a tomarme el pelo al menos para i se estaba convirtiendo en algo personal. Sin embargo, aun que estaba molesta trate de que no se notara, peor fracase en el intento ya que cuando me dio la espalda y se escabullo hacia el baño de los hombres yo fruncí el ceño y lo seguí.

-He tú, quien demonios te crees?.-le pregunte mientras lo empujaba por la espalda haciéndolo entrar en el baño de los chicos y sin querer entre seguida de él. Me sonroje por unos instantes, pero solo era un baño, no podía evitar estar avergonzada, pero ya estaba ahí. No me retractaría ahora.

-No me importa lo que has dicho hace unos instantes, no te dejare en paz hasta que no me pidas una disculpa por empajarme en el pasillo y por llenarme de granizado la cara con las manos.-le dije seria y mordaz. Le di la espalda, aprovecharía para lavarme la cara…

La supuesta mirada asesina que me dirigió no hizo más que darme satisfacción por cómo le había devuelto la mano. Quizás podría haber aterrorizado a alguna persona más débil de carácter (Jacob probablemente se habría muerto ahí, aunque también se habría sentido excitado en una extraña manera), pero a mí no me hacía ni cosquillas.

No me esperaba que me siguiera tan beligerantemente, y fue la sorpresa la que me hizo entrar de un tropezón en el baño, además de haber estado en una mala posición. Algo de fuerza tenía la chica, pero no tanta como para eso. Sonreí de costado al darme cuenta de que había entrado conmigo, especialmente por el sonrojo que gobernaba sus mejillas en ese momento.

-Supongo que tendré que acostumbrarme a tu zumbido en la oreja, entonces, que puedes irte olvidando de que lo haga- le respondí mientras me lavaba la cara y me sacaba la polera para enjuagarla.

-Pues si, tendrás que acostumbrarte… no te…-mi voz se entre cortaba mientras lo observaba deshacerse de su playera.

“En la que me había metido”

Aspire profundamente mientras cerraba los ojos y dejaba de ver su reflejo en el espejo Me aclare la garganta y volví a hablar de nuevo. –Esto… como decía tendrás que acostumbrarte, no te dejare en paz hasta que no te disculpes Puckerman.-esta vez mi voz sonaba tranquila aun que con un leve temblor por estar en el baño de los chicos, me moriría de la vergüenza si alguien entraba.

Mire mi blusa, estaba algo manchada pero prefería que se quedara así antes de quitarme la para enjuagarla, no lo haría frente a ese Puckerman, no con la fama que se cargaba.

Me eche agua a la cara, me pase suavemente mis manos por ella para que se me quitara lo pegajoso y el color rosado del granizado de fresa. Me mire en el espejo, de perfil, de frente y seguidamente el perfil izquierdo. Ni rastro de granizado. Mire a Puck y le dedique una sonrisa hipócrita.

–No bromeo con eso de seguirte todo el día, Puckerman, así que más vale que te disculpes, aun estas a tiempo, además, deberías ser mas caballeroso, esa no es forma de tratar a una mujer, deberías estar avergonzado.-me reí mientras me soltaba la coleta en la que llevaba atado mi cabello. Mis cabellos se desplomaron sobre mis hombros. Siempre me había gustado llevar el cabello suelto, pero todas las porristas lo llevaban atado. Tal vez era cosa de Sue, por eso no me atrevía a pasearme por la escuela con el cabello suelto.

Tuve que aguantarme la risa para no soltarla estrepitosamente con la pausa que hizo Michelle cuando quedé con mi torso al descubierto. Es que claro, tendría que ser de hielo para no reaccionar de alguna manera frente a mis armas cargadas que eran mis bíceps o las balas de cañón que eran mis pectorales. Eso sin tomar en cuenta ese 6-pack del que no podía menos que estar orgulloso.

-Pues te informo algo, nena: Salí con Rachel Berry. Si crees que tienes la capacidad de ser más molesta que ella... pues sí que tendrías problemas de personalidad y te aconsejaría que vieras un psiquiatra o algo así, en serio. Pero dudo que lo puedas lograr- le advertí, aunque a decir verdad, la principal razón por la que había soportado la actitud de Rachel en pareja era que me quería meter en sus pantalones, que no era el caso con Michelle en este momento.

Me puse a estrujar la prenda que me había sacado, haciendo que mis músculos se marcasen todavía más, ignorando sus palabras en cuanto a si debía sentirme avergonzado.

Puse los ojos en blanco cuando me llamo “nena” no me molestaba en lo mas mínimo que los chicos me dijeran cosas como esa, pero Puckerman y su arrogancia hacían que se convirtiera en lo más detestable para mí. Simplemente me ponía de los nervios estar con él. Pero no me le despegaría ni un instante, no hasta conseguir mi objetivo.

Le dedique una sonrisa de medio lado, ignorando lo que eme había dicho, no escuche ninguna de sus palabras después de que me dijo que había salido con Berry, esa niña tonta y mojigata de la cual no me molestaría ni en pensar.

-Pero apuesto a que Berry no es más bonita que yo.-le dije mientras dejaba de mirarme en el espejo para mirarlo a él, fijamente y después de arriba abajo. Dios, la playera se le pegaba al torso y hacia que de alguna extraña manera se viera mejor que sin ella. Demonios, no estaba nada mal, aun que eso no le quita lo molesto.

Su respuesta prácticamente gritaba a los cuatro vientos que no había tomado el punto de lo que le había dicho. O sea, ¿cómo demonios llegaba de lo pesada que podía ser Rachel como novia (y por lo tanto lo difícil que lo tenía en eso de querer ganarme por cansancio teniendo ese antecedente en mente) a compararse en cuanto a apariencia? Seguro, sí, la chica era bastante más atractiva y tenía las curvas mejor puestas (que para las de Rachel no habría que poner ni señalización si fuesen una carretera), pero ése no era el punto

-¿Has escuchado una sola palabra de lo que te he dicho?- le pregunté con una sonrisa irónica y algo incrédula, la verdad, que a estas alturas empezaba a creerme que ella en cierta manera era otra Rachel... solamente que en lugar del talento tenía el look.

-No, no he escuchado nada de lo que dices y la verdad es que dudo que me interese lo que salga de tu boca, a menos que sea una bien merecida disculpa para mi.-le dije mientras lo miraba frunciendo un poco los labios y después con una sonrisa algo coqueta. No podía evitarlo, Puck era de los mejores de la escuela, él y ese tal Finn, aun que ahora el tenia que lidiar con esa chica Berry.

“Pobre de él”

Pensé mientras me gisraba para verme nuevamente en el espejo. Tome el liston con el que llevaba atado mi cabello y nuevamente lo amarre en una coleta. Frunci un poco el ceño, no me gustaba verme así. Sin voltearme comencé a dirigirme nuevamente a él.
-Entonces, no tienes nada que decirme?.-le pregunte una vez más. No podría estar as tiempo en el baño de los hombres, así´que esperaba que me dijera de una vez por todas la disculpa para poder irme. Aun que no estaba muy segura si de verdad quería eso…

-Si no has escuchado ni una sola palabra de lo que he dicho, ¿cómo sabes que no te he pedido la disculpa? Tranquila, no te agites, que no lo he hecho- aclaré rápidamente antes de que saliese del baño con actitud triunfante, que estaba viendo que era lo que podría haber ocurrido a continuación, incluso si me hubiese demorado una milésima de segundo más en aclararlo.

-A ver... Algo que decirte... Sí, creo que sí. ¿No te da nada estar en baño de los chicos?- le pregunté, alzando una ceja. Seguramente que no era lo que se esperaba que le dijera, de lejos. Nada de seguramente, era 100% certificado. A ver con qué salía ahora, en todo caso.

Antes de que dijera cualquier cosa, por su expresión me di cuenta de que prácticamente tenía la batalla ganada, por lo que sonreí triunfante mirando al espejo. Es que estaba claro que si quería una disculpa de Puck, y encima por algo que era completamente su culpa, estaba completamente perdida y hasta demente. Más fácil le saldría congelar alguna sección del infierno.

Sus siguientes palabras no hicieron más que confirmar mi victoria, y entonces se me acercó, prácticamente pegándoseme y poniéndose de puntillas. De no haber sido por la determinación en sus ojos, casi que la hubiera besado para ver su reacción. -Si tú lo dices...- le respondí, aún sonriendo, mientras salía del baño.